La aplicación de la inteligencia artificial en la agricultura permitirá conseguir ahorros de hasta un 10% de agua para riego sin comprometer la producción y rendimiento de los cultivos, según estima el Grupo de Trabajo de IA de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (FENACORE), que destaca el potencial de esta tecnología para optimizar recursos, mejorar la sostenibilidad en todas sus facetas y afrontar los retos del cambio climático.
El presidente de la Federación de Comunidades de Regantes, Juan Valero de Palma, se muestra convencido de que, “con el apoyo de la colaboración interdisciplinar y la inversión sostenida, la gestión hídrica está preparada para dar un salto de la mano de la IA hacia una eficiencia y sostenibilidad sin precedentes. Los regadíos en España vuelven a tomar la iniciativa y el liderazgo a nivel mundial en la aplicación de la IA en el regadío”.
En este escenario, la federación respalda el uso de fondos europeos y del PERTE de Digitalización para el desarrollo de la IA y su implantación en el regadío, ya que aboga y promueve mejoras orientada a la eficiencia en el uso del agua, así como a la fertirrigación, la utilización de big data y su análisis para la aplicación inteligente del agua y de los nutrientes en el regadío.
El uso de la IA, con la incorporación de sensores e imágenes satelitales, también supone un avance en el mantenimiento predictivo. Estas tecnologías permiten detectar de manera temprana problemas como el taponamiento de aspersores antes de que afecten al rendimiento de las explotaciones. Además, los algoritmos avanzados están facilitando la predicción de la demanda hídrica con un nivel de precisión sin precedentes, mejorando así la planificación y el uso sostenible de los recursos.
FENACORE pide reforzar la apuesta por la formación de los agricultores para generalizar y acelerar la aplicación de estas tecnologías
Los avances no se limitan al análisis de datos, sino que inciden la gestión global de los sistemas de regadío. Así, los gemelos digitales -modelos virtuales que simulan escenarios de riego en tiempo real- permiten ajustar parámetros de forma dinámica según las necesidades específicas del cultivo. Por su parte, el mapeo inteligente identifica las infraestructuras y zonas de cultivo activas, incluso en áreas remotas o de difícil acceso.
De igual modo, los sistemas automatizados adaptativos integran datos climáticos, energéticos y agronómicos para optimizar el uso de recursos, estableciendo un nuevo estándar en eficiencia agrícola, por ejemplo, a través de modelos de IA especializados en el área de la hidrodinámica, que evalúan el desempeño de la red constantemente, y van integrando comportamientos específicos con el objetivo de que la red aprenda a ser eficiente por refuerzo y por análisis de sus propios resultados.
Las comunidades de regantes piden reforzar la apuesta por la formación de los agricultores para generalizar y acelerar la aplicación de estas tecnologías, que no está exenta de desafíos. A su juicio, el impulso de planes formativos a medida contribuiría a vencer la resistencia al cambio y la falta de familiaridad con estos avances tecnológicos, que continúan siendo barreras importantes en el sector primario, al igual que la gestión de grandes volúmenes de datos en tiempo real.
“La apuesta del campo por la tecnología es ineludible para ser cada día más sostenibles y productivos, además de para garantizar el relevo generacional. En concreto, la IA tiene el potencial de revolucionar el regadío, pero es esencial continuar investigando y desarrollando soluciones accesibles y de fácil manejo para los agricultores”, afirma Valero de Palma.