Naciones Unidas celebra este año el Día Mundial del Suelo destacando la importancia y la relación entre el suelo y el agua para lograr sistemas agroalimentarios sostenibles y resilientes. Hoy en día, el 33% de la tierra está moderada o altamente degradada debido a la erosión, la salinización, la compactación, la acidificación o la contaminación de los suelos.
El 95% de los alimentos que se consumen a nivel global proceden del suelo y el agua, según datos de Naciones Unidas. El crecimiento de la población mundial supondrá un aumento del 60% de la demanda de alimentos, piensos y fibras para 2050, pese a que existen pocas posibilidades de ampliación de la superficie agrícola. Por ello, el manejo sostenible de los suelos agrícolas y la producción sostenible son imprescindibles para invertir la tendencia y garantizar la seguridad alimentaria.
Además, los suelos son fundamentales para el bienestar humano y de los ecosistemas por su papel en la regulación de la retención y disponibilidad de agua, su capacidad para resistir fenómenos climáticos extremos o porque actúan como sumideros de carbono. Pero a causa del cambio climático y la actividad humana, los suelos de todo el mundo sufren erosión y degradación, lo que pone en peligro la biodiversidad, la salud y la fertilidad del suelo, así como la calidad y la cantidad de agua disponible que dependen de él. Por ello, desde 2014, Naciones Unidades celebra cada 5 de diciembre el Día Mundial del Suelo.
El grupo de Agronomía y Medio Ambiente de Agrotecnio, liderado por el investigador del centro y profesor de la Universitat de Lleida (UdL) Carlos Cantero Martínez, tiene diversos proyectos específicos sobre este problema. Uno de ellos es el proyecto SintMed, financiado por la Agencia Estatal de Investigación, que concluye en agosto de 2026. Mediante una estrategia agronómica de “intensificación sostenible” en cultivos extensivos, en este proyecto se evalúan los sistemas de producción de cultivos en el clima mediterráneo para fomentar el rendimiento a la vez que se protege la calidad del aire, el suelo y el agua. SintMed es un proyecto coordinado por la Estación Experimental de Aula Dei (CSIC) en el que Agrotecnio y la UdL se centran en la rotación diversificada de cultivos de invierno de regadío y cultivos de cobertura en verano en combinación con diferentes sistemas de manejo de suelo. Para lograr este modelo de “intensificación sostenible”, se realizan mediciones sobre el rendimiento de los cultivos y la eficiencia del uso del agua, pero también la calidad del polen, la actividad microbiana o la dinámica de carbono y nitrógeno en el suelo.
Asimismo, el grupo de Física Química Medio Ambiental de Agrotecnio, liderado por los catedráticos de la UdL Jaume Puy y Josep Galceran, también estudia el estado de los suelos en el marco de un proyecto financiado por el Departament d’Acció Climàtica, Agricultura i Agenda Rural de la Generalitat y otras fuentes. En este grupo, se analiza la calidad del agua y los suelos en relación a la presencia de sustancias clave (como el zinc, el fósforo o el cobalto) y se toman muestras para monitorizar su comportamiento en aguas naturales y suelos. Este año, en el congreso DGT de París, el grupo presentó sus trabajos sobre la evaluación del fósforo en suelos agrícolas a través de captadores pasivos. Esto es relevante para una aplicación más racional de fertilizantes, que evite tanto consumos innecesarios como efectos nocivos de los excesos sobre el medio ambiente.