La Comunidad Valenciana ha iniciado la campaña para proteger los arrozales valencianos del cucat o barrenador del arroz, Chilo suppressalis, mediante el método de confusión sexual, respetuoso con el entorno y con el propio cultivo. Durante más de tres semanas, se instalarán un total de 480.000 difusores en colaboración con la Federación de Cooperativas Agroalimentarias.
El suministro, confección y colocación en las explotaciones supone un coste de 450.000 euros, que aporta la Conselleria de Agricultura, Ganadería y Pesca. El conseller José Luis Aguirre visitó unas parcelas en el entorno del Parque Natural de L’Albufera, donde participó en la colocación de las varillas difusoras de feromonas que producen la confusión sexual de C. suppressalis, la principal plaga del arroz en la Comunidad Valenciana. Las varillas contienen difusores de feromonas, que de manera natural emiten las hembras para atraer a los machos y reproducirse. Al cubrir toda la superficie arrocera de la feromona, el macho no es capaz de detectar las pequeñas cantidades emitidas por las hembras, por lo que el apareamiento no llega a producirse. El objetivo de estos tratamientos, por tanto, es conseguir rebajar el nivel de la población de este insecto. Esta técnica cuenta con la aceptación por parte de los agricultores y resulta de alto interés ecológico para el espacio en el que se encuentran ubicados los arrozales.
La confusión sexual, aplicada en toda la superficie arrocera, permite un óptimo control de la plaga sin recurrir a la utilización de productos fitosanitarios. Se trata de una alternativa viable, eficaz y accesible económicamente, que cubre una extensión superior a las 15.300 hectáreas en el Parque Natural de l'Albufera y en las zonas productoras de Alicante y Castellón, con el objetivo de evitar que el cucat del arroz ataque a la planta. Ofrece grandes ventajas, debido a que actúa específicamente sobre esta plaga y no afecta en ningún momento ni al resto de insectos beneficiosos ni a otros animales, además de no dejar ningún tipo de residuo.
Los métodos de control de C. suppressalis han evolucionado en las últimas décadas, sobre todo desde la declaración del Parque Natural de la Albufera de Valencia, en 1986. En los años 80 y 90 se realizaban tratamientos insecticidas con productos organofosforados, de alta eficacia y fuerte impacto ambiental. A continuación, hasta 2005, se ensayaron y combinaron la lucha química dirigida con productos insecticidas reguladores del crecimiento (IGR), de baja toxicidad ambiental, con métodos biotecnológicos de confusión sexual. Una tercera etapa abarca de 2006 a 2013, donde toda la superficie arrocera se trata mediante esta técnica. Por último, en 2014 se produjo la sustitución de los difusores tradicionales, fabricados sobre un soporte de PVC, por unos difusores de base celulósica y biodegradables que minimizan en mayor medida el impacto ambiental de esta técnica. En otras zonas arroceras españolas, como el Delta del Ebro, esta técnica de biocontrol también está ampliamente implantada.
Los resultados obtenidos revelan que los índices de daño en las zonas tratadas son inferiores a los que tradicionalmente se venían soportando en las zonas tratadas con insecticidas por medios aéreos.