El simposio internacional València BC, celebrado esta semana en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, ha escenificado la apuesta de la Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica de la Comunidad Valenciana por el control biológico.
La Consellería, organizadora del simposio junto al Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias, reunió a una veintena de expertos en protección de cultivos para compartir experiencias en este campo. En la inauguración, la consellera Mireia Mollà destacó por videoconferencia que la Comunidad Valenciana es la autonomía que más inversión destina de toda España a la sanidad vegetal para acompañar y favorecer la transición a sistemas más sostenibles. “En nuestro territorio ya hemos desarrollado proyectos de éxito, como la técnica de esterilización de machos, la cría y suelta masiva de predadores, el uso de feromonas, además de las investigaciones en tolerancia varietal y edición genética, por poner algunos ejemplos”.
En su intervención, la consellera señaló la necesidad de desarrollar nuevas estrategias y herramientas que se anticipen al objetivo europeo de reducir a la mitad el uso de plaguicidas de origen químico en los cultivos para el año 2030. “Para la Conselleria resulta fundamental generar el mejor escenario para el sector primario, que pasa por criterios sostenibles de lucha, desde el acompañamiento al sector y la asistencia técnica”.
La apuesta por la bioprotección del Gobierno autonómico se concreta en la inversión prevista de 14 millones de euros en la ampliación y remodelación del Centro de Control Biológico de Plagas en Caudete de las Fuentes (Valencia) y la construcción de dos nuevos evolucionarios en el IVIA y en la Estación Experimental de Elche para la reproducción y cría de enemigos naturales.
La directora general de Política Agraria Común, Maite Cháfer, abrió el simposio para presentar la I+D+i agraria y agroalimentaria que impulsa la Conselleria y se divide en cuatro grandes ejes: Agroalimentación, Sostenibilidad y Economía Circular, Robótica y Mecanización y Protección Vegetal. Para financiar los proyectos de investigación e inversiones previstos en este plan, en 2022 se van a invertir 3.525.232 €.
El bloque de protección vegetal incluye, entre otras actuaciones, la selección, evaluación, cría masiva y liberación de enemigos naturales de las principales plagas; la búsqueda, evaluación y puesta a punto de alternativas sostenibles a los plaguicidas químicos (bioplaguicidas, fagos, antagonistas, elicitores de defensa, RNAi); o la creación de un catálogo de especies para su empleo en cubiertas vegetales y otras infraestructuras ecológicas que favorezcan el establecimientos de los agentes de control biológico.
Cháfer mencionó la colaboración con el Instituto Agroforestal Mediterráneo de la Universitat Politècnicas de València para la experimentación de estrategias agroecológicas. Entre 2017 y 2021, este acuerdo se ha plasmado en numerosas líneas de investigación, como la evaluación de hongos entomopatógenos para el control de perforadores del pino, la optimización de la captura masiva de la mosca del olivo, la búsqueda de enemigos naturales, atrayentes y feromonas para el control de la avispilla del almendro, la gestión de ácaros en cítricos o el trabajo desarrollado para el control biológico y bioténico del cotonet Delottococcus aberiae.
En la segunda jornada de València BC, Vicente Dalmau, jefe del Servicio de Sanidad Vegetal de la Comunidad Valenciana, repasó algunos de los programas de gestión de plagas en los que se utilizan métodos alternativos al uso de plaguicidas. Como el de la mosca mediterránea de la fruta (Ceratitis capitata), plaga endémica de la cuenca mediterránea que podría ocasionar pérdidas de hasta el 30% de la producción. Con un programa de manejo integrado que incluye diversas medidas de biocontrol, como trampeo masivo y la Técnica del Insecto Estéril (liberación de machos estériles para copular con las hembras silvestres y producir huevos que no son viables, lo que reduce la población de la plaga), se ha conseguido reducir un 95% los tratamientos aéreos.
Otro caso de éxito es el control mediante la técnica de confusión sexual del barrenador del arroz (Chilo supressalis), que el siglo pasado se convirtió en la principal plaga de los arrozales valencianos. En este caso, la estrategia implica la colocación de difusores de la feromona sexual sintética de la hembra, que saturan la atmósfera, confunden al macho y dificultan el apareamiento, lo que rebaja el nivel de la población de este insecto. Desde 2006, la plaga se controla íntegramente mediante este método, lo que evita la utilización de 18.400 litros de insecticidas al año. “Podemos producir arroz sin residuos de plaguicidas”, recalcó Dalmau.
Esta técnica de confusión sexual se ha empezado aplicar contra la polilla de la vid (Lobesia botrana). Este año, la Comunidad Valenciana financia la mitad de las trampas utilizadas por los agricultores; ya ha repartido 3.415.500 difusores para cubrir 23.000 ha de cultivo, lo que supone reducir un 97,2% el uso de insecticidas.
Contra la mosca del olivo (Bactrocera oelae), la estrategia se centra en las sueltas, sobre todo en parcelas de cultivo ecológico, del parasitoide Psyttalia concolor, criado en los insectarios de la Conselleria, y del trampeo masivo.
Frente a otra plaga endémica clave, el picudo rojo de las palmeras (Rhynchophorus ferrugineus), Sanidad Vegetal opta por una estrategia de exclusión para proteger los palmerales históricos de Elche y Orihuela mediante la colocación de trampas en los alrededores y la eliminación rápida de las palmeras con detección.