La Comisión Europea ha presentado la estrategia Farm to Fork (‘de la granja a la mesa’), que en consonancia con el Pacto Verde Europeo quiere promover un sistema alimentario “sano y sostenible”. Este plan establece objetivos concretos, como reducir un 50% el uso y el riesgo de plaguicidas, un 20% el uso de fertilizantes y un 50% las ventas de los antimicrobianos utilizados en la ganadería y la acuicultura, además de lograr que una cuarta parte de las tierras agrícolas se destine a producción ecológica. El sector agrario español ya ha mostrado su preocupación por el impacto que puede tener la implantación de este plan europeo.
La Comisión Europea ha adoptado, además de esta estrategia, el nuevo plan sobre la biodiversidad. En ambas proponen acciones y compromisos ambiciosos “para poner coto a la pérdida de biodiversidad en Europa y en el mundo y convertir nuestros sistemas alimentarios en normas para el mundo en pro de la sostenibilidad competitiva y la protección de la salud humana y planetaria, sin olvidar los medios de subsistencia de todas las partes en la cadena de valor alimentaria”. Las dos estrategias, que deben ser ratificadas por el Parlamento Europeo y el Consejo, buscan “aumentar la protección del suelo y el mar, regenerar los ecosistemas degradados y hacer que la UE lidere la escena internacional, tanto en lo que se refiere a la protección de la biodiversidad como a la creación de una cadena alimentaria sostenible”.
Además de la reducción del uso de fitosanitarios y fertilizantes, ‘de la granja a la mesa’ también propone otras medidas ambiciosas para satisfacer la demanda de información de los consumidores, como una mejora del etiquetado de los alimentos, y aspira a que todas las zonas rurales tengan acceso a internet de banda ancha rápida, de aquí a cinco años, para favorecer la transformación digital.
La Comisión apela a la experiencia adquirida con la aplicación de la Directiva sobre el uso sostenible de los plaguicidas para avanzar en el fomento de las prácticas de gestión integrada de plagas y el uso de métodos alternativos “sostenibles, biológicos, físicos”, así como sustancias de bajo riesgo para la protección de los cultivos.
“La Estrategia ‘de la granja a la mesa’ cambiará las cosas para mejor, de forma generalizada, en cuanto a la manera en que producimos, compramos y consumimos nuestros alimentos, lo que redundará en beneficio de la salud de nuestros ciudadanos, de las sociedades y del medioambiente. Brinda la oportunidad de conciliar nuestros sistemas alimentarios con la salud de nuestro planeta, de garantizar la seguridad alimentaria y de satisfacer el deseo de los europeos de una alimentación sana, equitativa y respetuosa con el medioambiente”, ha declarado Stella Kyriakides, comisaria de Salud y Seguridad Alimentaria.
En España, ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, ha manifestado que apoya esta orientación hacia una mayor sostenibilidad ambiental del Pacto Verde, pero advierte DE que no se pueden hacer cambios vertiginosos, que los Estados miembros deben contar con tiempo suficiente para alcanzar esos objetivos y de suficientes recursos presupuestarios para alcanzarlos. “De cuánto dinero se dispone para llevar a cabo esa tarea es uno de los principales elementos de preocupación del Gobierno y de todo el sector”, ha asegurado el ministro. La consecución de estos objetivos “no deben ser una carga suplementaria que el sector y que agricultores, ganaderos y pescadores no puedan soportar”, reclama el ministro.
En este sentido, Planas hubiera preferido que ambas estrategias se adoptasen cuando se hicieran públicas, la próxima semana, las nuevas perspectivas financieras 2021-2027 revisadas y el Fondo de Recuperación. Además, ha recordado que gran parte de las medidas de futuro de la Política Agraria Común (PAC) van a estar estrictamente vinculadas a la capacidad de financiación para afrontar los nuevos retos.