El Comité de Acción contra la Resistencia a Insecticidas (IRAC, por sus siglas en inglés) de España ha recomendado alternar productos con diferente modo de acción para prevenir la aparición de resistencias de Ceratitis capitata a piretroides, insecticida básico en la estrategia de control de la mosca de la fruta en cítricos, tanto por su uso en trampas de captura masiva y técnicas de atracción y muerte sin captura como en tratamientos en cebo durante el periodo de cambio de color de la fruta.
Desde 2015 hay constancia de casos de resistencias en poblaciones de campo de Ceratitis capitata a piretroides. La colocación de trampas con este grupo de insecticidas al inicio de campaña implica que la plaga está expuesta durante varios meses a un mismo modo de acción y a dosis subletales por la degradación del insecticida en el tiempo, lo que conlleva un incremento en la aparición de resistencias. Sin embargo, las trampas de captura masiva suponen un riesgo muy bajo en la generación de resistencias, ya que las moscas capturadas son retenidas en su interior. Si algún individuo presenta resistencia al insecticida, la probabilidad de que muera en el interior de la trampa por inanición o continua exposición al efecto de choque del insecticida es muy alta.
Por el contrario, en el caso del uso de trampas de ‘atracción y muerte’ sin captura que utilicen un piretroide como insecticida, la probabilidad de generación de resistencia es más elevada, por lo que IRAC-España recomienda realizar una alternancia en el modo de acción de los tratamientos posteriores en maduración, momento en que los frutos son especialmente atractivos para las moscas adultas. Para ello, propone usar insecticidas organofosforados y spinosines.
En líneas generales, este grupo de trabajo aconseja promover un uso racional de todas las alternativas de control disponibles (cultural, biológico, técnicas de trampeo masivo, ‘atracción y muerte’ sin captura, insectos estériles, pulverización cebo con gota gruesa por parcheo…) dirigidas a una reducción de los niveles poblacionales; realizar un adecuado monitoreo de la plaga, tratando únicamente en caso de superarse los umbrales establecidos; y alternar productos de diferente modo de acción, siguiendo en todo momento las recomendaciones recogidas en la etiqueta. El manejo de la resistencia a insecticidas es parte esencial del uso sostenible de los fitosanitarios y, por tanto, de cualquier programa de Gestión Integrada de Plagas.