La finca experimental de INTIA en Sartaguda (Navarra), especializada en producción ecológica, ha mostrado sus ensayos de hortícolas de primavera y cubiertas vegetales en su jornada anual de puertas abiertas. Cerca de sesenta personas participaron en esta visita guiada que incluía un total de cinco experiencias diferentes, entre las que destacó la comparación entre acolchado tradicional y acolchado vegetal, así como un ensayo sobre riego eficiente en maíz.
En la zona de invernaderos, se presentó un ensayo con 22 variedades distintas de tomate tipo sabor o local (rosa, tomate feo, negro, morado, tipo corazón de buey…) y su comportamiento y producción, así como la estrategia puesta en marcha para el control de eriófidos en tomate. Además, los asistentes pudieron observar un ensayo de nueve variedades de pepino y otro de tres variedades de alubia verde, donde se están buscando estrategias para el control de pulgón y ácaros, y también bandas floridas y plantas bankers que contribuyen al control de plagas. El control con fauna auxiliar se realiza en el marco del proyecto LIFE-IP NAdapta-CC, estrategia de adaptación al Cambio Climático en Navarra.
En los ensayos de campo, se presentó una comparativa de población en brócoli con cinco densidades diferentes, así como un análisis de ciclos de lechuga en exterior con ocho plantaciones distintas, para analizar la duración de los ciclos y el comportamiento de este cultivo.
Uno de los temas que más interés despertó fue el de las cubiertas vegetales, con un análisis comparativo entre acolchado tradicional y vegetal a partir de un doble ensayo. Sobre un cultivo de servicio de veza y avena, se han realizado distintos manejos para analizar ambos sistemas de cultivo en tomate, calabacín, calabaza y maíz. En total, se llegaron a mostrar cinco tipos de cubiertas vegetales distintas.
La finca de Sartaguda también acogió un ensayo sobre eficiencia de riego, donde se instalaron distintos sensores de riego en maíz para establecer un análisis en términos agronómicos y económicos, con el objetivo de regar cada parcela de ensayo en función de sus necesidades reales. “Cada sensor está ubicado en un punto diferente de la parcela, uno en suelo desnudo y otro en suelo con cubierta vegetal, y se podrá ver la necesidad necesaria de agua que requiere el maíz sin afectar a su productividad”, explicó Salomón Sádaba, responsable de la finca experimental navarra.
Por último, en la jornada se exhibieron distintas colecciones de bandas floridas y se explicó qué fauna estaría asociada a cada planta, como facelias, caléndulas, lobularias, entre otras, y las mezclas que ofrecen distintas casas de semillas con preparados de distintas especies.
El programa de formación de INTIA está cofinanciado por el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural y por el Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente del Gobierno de Navarra.