Intercitrus se reunió la semana pasada con eurodiputados españoles para consolidar un grupo de presión en Bruselas que fuerce a la Comisión a que imponga protocolos más rigurosos a las importaciones europeas de cítricos, como el tratamiento de frío (cold treatment) en tránsito, para prevenir la entrada de plagas y enfermedades. La interprofesional advierte de que la introducción de la falsa polilla, Thaumatotibia leucotreta, o de la mancha negra, es “inasumible”, y si no se actúa ahora y se avanza en materia de reciprocidad, “en tres años la situación generada por las plagas se hará irreversible” y se acelerará el abandono de campos.
En la primera reunión telemática con miembros del legislativo europeo participaron congresistas procedentes de todas las zonas citrícolas españolas (Cataluña, Comunidad Valenciana, Murcia y Andalucía), varios de ellos miembros de la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural, así como de la de Comercio. Entre ellos, estaban Inmaculada Rodríguez Piñeiro (PSOE); Juan Ignacio Zoido (PP), Mazaly Aguilar (Vox) o Marcos Ros Sempere (Ciudadanos). Por parte de la interprofesional, acudió su presidenta, Inmaculada Sanfeliu (Comité de Gestión de Cítricos), Cristóbal Aguado (AVA-ASAJA) y Enrique Bellés (Cooperativas Agroalimentarias).
Intercitrus expresó su temor de que el debate a este respecto se prolongue durante demasiado tiempo y “se vea contaminado por los intereses geopolíticos y comerciales” de los países del norte de la UE o que entren en juego “circunstancias también ajenas al ámbito fitosanitario, como la propia política comunitaria comercial o de cooperación al desarrollo”. Sanfeliu insistió en que el riesgo de que estas plagas se instalen “es desmesurado” y que el enfoque de sistemas de Sudáfrica resulta “inaceptable. Una probabilidad alta de no presencia no es una ausencia. O hay presencia de individuos potencialmente transmisores o no la hay, y actualmente la normativa se refiere a ausencia total, no parcial. El tratamiento de frío bien ejecutado no deja lugar a interpretaciones, ni a probabilidades de riesgo: garantiza la ausencia de plaga, y por ello esta medida nos parece innegociable”.
Aguado, por su parte, auguró que, si no se toman medidas ahora, “en tres años, considerando los espectaculares incrementos de la superficie plantada en Sudáfrica o Egipto, los daños sobre la citricultura española y europea, a causa de los abandonos de campos que ya están provocando, serán irreversibles”. Bellés, por último, recordó y agradeció los esfuerzos realizados en el pasado por los eurodiputados españoles para introducir, en el reglamento de la OCM única, el concepto de reciprocidad. “Aquella enmienda no salió adelante y ahora se está acelerando el proceso de destrucción de explotaciones citrícolas europeas, con el grave impacto económico, medioambiental, de merma de la capacidad de remoción de CO2 y paisajístico que ello supone”.
Los miembros de Intercitrus explicaron que la aplicación del mencionado tratamiento de frío en tránsito es “perfectamente asumible, es un proceso estandarizado internacionalmente, que Sudáfrica ya aplica en sus exportaciones a otros grandes mercados”. Su coste representaría menos de una tercera parte de los gastos que los exportadores españoles tienen que asumir actualmente para cumplir con lo que exigen los protocolos de países como los ya citados.
Asimismo, se plantearon otras actuaciones para avanzar en materia de reciprocidad y para el establecimiento de protocolos más rigurosos con los que frenar la amenaza de la mancha negra, una enfermedad de los cítricos que ya se ha detectado en Túnez. “La reciprocidad –para enfermedades como la mancha negra- debe implicar que la UE exija a los países que la sufren protocolos tan severos como los que nos aplican a nosotros las autoridades de esos grandes mercados para prevenir plagas mucho menos dañinas como, en nuestro caso, lo sería la Ceratitis capitata”, insistió Sanfeliu. “La EFSA ya ha acreditado el fracaso del ‘enfoque de sistemas’ que aplica Sudáfrica para sus exportaciones a la UE y ha evidenciado sus debilidades, por lo que no entenderíamos que la reacción de la Comisión se retrase mucho más: si, como argumenta Sudáfrica, aplicarlo pondría en peligro 140.000 empleos en aquel país, el no hacerlo supondría jugar a la ruleta rusa con nuestras plantaciones, con los 280.000 empleos y 450 empresas que, sólo en España, viven directamente de nuestros cítricos”, advirtió la presidenta de Intercitrus.
Los eurodiputados presentes hicieron suyos los argumentos del sector citrícola, se comprometieron a dar “visibilidad” al problema en Bruselas y a buscar alianzas políticas entre los Estados miembros del sur, también afectados por estas plagas, para forzar así a la Comisión a tomar medidas. Esta reunión fue la primera cita de un conjunto de encuentros con más miembros de la cámara europea, que se celebrarán a principios de 2022.
Entre las iniciativas a corto plazo planteadas, más allá de otras de carácter político, se estudiará organizar una exposición fotográfica en la sede de la propia Comisión en Bruselas, o en sus proximidades, que exhiba los daños que sobre el fruto y las plantaciones están provocando algunas de las dieciséis plagas foráneas introducidas desde comienzos de este siglo, como el cotonet de Sudáfrica o Trioza erytreae, y los que provocarían otras que todavía no están presentes en Europa.