El ácaro de Texas (Eutetranychus banksi) continua su rápida expansión por la Comunidad Valenciana, hasta el punto de desplazar a los otros ácaros tetraníquidos presentes en las comarcas citrícolas: la araña roja (Tetranychus urticae), el ácaro oriental (Eutetranychus orientalis) y el ácaro rojo (Panonychus citri). Sus depredadores naturales no consiguen reducir las poblaciones de la plaga.
Previamente a la llegada de E. banksi a los cítricos valencianos, P. citri y E. orientalis ya estaban establecidos en el cultivo, ocupando el haz de las hojas. En un estudio reciente, publicado en Biological Invasions, Sergio López-Olmos y Francisco Ferragut, del Instituto Agroforestal Mediterráneo de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), evaluaron el impacto ecológico producido por el ácaro de Texas sobre las poblaciones de estas dos especies.
Desde su llegada en 2013, E. banksi se ha convertido en la especie de araña roja más abundante y frecuente en el cultivo de cítricos de la Comunidad Valenciana, reduciendo la presencia y limitando la distribución geográfica del resto de especies. “El análisis de coocurrencia detectó la existencia de relaciones de competencia entre los pares E. banksi–E. orientalis y E. banksi–P. citri. Además, el análisis de modelos lineales generalizados mostró cómo la probabilidad de encontrar E. orientalis o P. citri decrece con el incremento de la densidad de E. banksi y viceversa. El análisis multivariante mostró competencia entre estos pares, así como entre el par E. orientalis–P. citri. Finalmente, el análisis de redundancia y partición de la varianza reveló cómo la distribución geográfica de estas tres especies no se encuentra condicionada por los factores ambientales, sino que está fuertemente influenciada por su historia de colonización y las relaciones de competencia entre ellas, ya que las áreas de mayor densidad de las especies están relacionadas con el lugar donde fueron detectadas por primera vez, y no coinciden geográficamente”, explica López-Olmos. El investigador de la UPV ya participó en un Phytoma Meets sobre plagas de cítricos para hablar, precisamente, de esta plaga que ha conseguido desplazar a otras especies.
Tras este estudio, López-Olmos y Ferragut han investigado también la distribución espacial y dinámica estacional de E. banksi y la identificación de las especies de fitoseidos asociadas a la plaga para evaluar las posibilidades de control biológico.
E. banksi no constituye una fuente de alimento adecuada para Euseius stipulatus, que no puede ejercer un control biológico adecuado y mantener las poblaciones de la plaga bajo control
El ácaro de Tejas ocupa principalmente el haz de las hojas procedentes de brotaciones del año en curso situadas en la periferia de la copa, presentando poblaciones más bajas en hojas del año previo y los frutos. Sin embargo, los fitoseidos se localizan fundamentalmente en el envés de las hojas del interior de la copa. Eutetranychus banksi presenta una dinámica estacional con un único pico poblacional a finales del verano-inicio del otoño, mientras que los fitoseidos presentaron un pico de mayor abundancia en primavera y un segundo pico en otoño. Euseius stipulatus fue la especie más abundante que supuso el 90.75% del total de fitoseidos colectados, desplazando competitivamente a otras especies de fitoseidos. En otoño, cuando las poblaciones de E. banksi alcanzan altas densidades, los fitoseidos se desplazan desde el envés de las hojas del interior de la copa hacia el haz de las hojas de la periferia de la copa y los frutos para alimentarse de E. banksi. Además, se observó un cambio en la coloración de los fitoseidos de blanco a marrón-rojizo, ya que el número y el porcentaje de hojas ocupadas por fitoseidos de coloración rojiza se incrementó significativamente en respuesta a la densidad de plaga, como evidencia de su contribución al control biológico.
Según los resultados del estudio, las poblaciones de fitoseidos crecieron en paralelo a las de E. banksi durante finales del verano-inicios del otoño. Sin embargo, a pesar de la sincronía depredador-presa, el ácaro de Texas fue 60-100 veces más abundante que su depredador. La presencia de altos niveles de plaga estimuló el movimiento de los fitoseidos para alimentarse de este abundante recurso. Sin embargo, “E. banksi no constituye una fuente de alimento adecuada para E. stipulatus, afectando a su desarrollo, supervivencia y reproducción, impidiéndole ejercer un control biológico adecuado y mantener las poblaciones plaga bajo control”, advierte López-Olmos.
Esta plaga fue detectada por primera vez en los cítricos del suroeste español en 2001. Sin embargo, hasta 2013 no fue citada en el sur de la provincia de Valencia, desde donde se ha extendido por todas las zonas citrícolas de la Comunidad Valenciana. El ácaro consume el contenido de las células del mesófilo de hojas y frutos, reduciendo la capacidad fotosintética de las hojas y provocando la defoliación cuando hay poblaciones altas y vientos secos. Por otro lado, en los frutos produce decoloración y genera un daño estético que reduce su valor económico.