El Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias ha acogido esta semana un ejercicio de simulación para poner a prueba el plan de contingencia previsto ante una hipotética introducción en la península del huanglongbing, la mayor amenaza para los cítricos.
Esta iniciativa, organizada por el IVIA y el Servicio de Sanidad Vegetal de la Comunidad Valenciana, se enmarca en el proyecto europeo Pre-HLB, formado por un consorcio multidisciplinar liderado por el Instituto de Biología Vegetal Molecular y Celular (IBMCP-CSIC) y en el que participan centros de investigación, universidades, consultoras y empresas privadas de seis países europeos (España, Portugal, Italia, Reino Unido, Francia y Holanda), además de Brasil, China e Israel. Su objetivo es desarrollar e implementar un plan de contingencia integral para proteger el sector citrícola europeo de esta enfermedad bacteriana.
El simulacro emana de la nueva normativa europea sobre sanidad vegetal, que obliga a realizar este tipo de ejercicio con las plagas prioritarias. Se trata del primero que se realiza en España y el segundo en Europa, tras el celebrado en Serbia sobre el nematodo de la madera del pino (Bursaphelenchus xylophilus), en noviembre de 2018. “Igual que hacemos simulacros de incendios o de terremotos, hay que hacer este tipo de simulacros con las enfermedades vegetales para prepararnos mejor y ver cómo podemos mejorar la respuesta”, explica Antonio Vicent, investigador del IVIA y miembro del Panel de Sanidad Vegetal de la EFSA, que ha participado en la organización de este encuentro.
Durante dos días, destacados investigadores, representantes de organizaciones agrarias y viveristas, responsables de los servicios de sanidad vegetal autonómicos y del Ministerio de Agricultura, así como de la Dirección General de Salud y Seguridad Alimentaria de la UE y la EPPO (Organización Europea para la Protección Vegetal), se han reunido para simular una emergencia fitosanitaria y poner en práctica el plan de contingencia, que establece las medidas a tomar ante un brote de esta plaga prioritaria. “A raíz de nuevas detecciones en Europa, como la Xylella, se ha visto que la componente de participación del sector y de la sociedad en general en el control de estos patógenos es fundamental. No sólo es una cuestión técnica o epidemiológica, sino un tema social que hay que abordar con los agentes del sector”, reflexiona Vicent.
Esta reunión se produce pocas semanas después del foco de Trioza erytreae en el Algarve, lo que supone la primera aparición del vector del HLB en una zona citrícola de la península. El principal método de control para contener este brote ha sido la liberación del parasitoide Tamarixia dryi, suministrados por el Ministerio de Agricultura español. “La suelta del parasitoide debe priorizarse. Cuanta mayor cantidad, mejor. La elevada eficacia mostrada, tanto en Canarias como en Galicia hace prever que su liberación en la zona pueda contener este brote. Además, la vigilancia y seguimiento del foco y de las zonas limítrofes es fundamental”, aconseja Alberto Urbaneja, responsable del Centro de Investigación de Protección Vegetal y Biotecnología del IVIA, que coordina este programa de control biológico y también ha participado en esta iniciativa.
El psílido llegó a Galicia en 2014 procedente de Canarias. En los últimos años, se ha ido extendiendo por las zonas de clima atlántico: Portugal y la cornisa cantábrica. Su adaptación a las regiones citrícolas mediterráneas sigue siendo una incógnita. “Todos los datos que tenemos hasta la fecha apuntan a que el clima mediterráneo no sería idóneo para Trioza erytreae. Sin embargo, esto no es suficiente para que no pueda establecerse y dispersarse en épocas que le sean más propicias, como la primavera y el otoño. Además, la capacidad de adaptación de los insectos es elevadísima, por lo que desde el punto de vista de la prevención se tiene siempre que legislar en función del escenario más desfavorable, que sería desgraciadamente, en este caso, su posible adaptación”, advierte Urbaneja.
Kit de detección rápida
Reducir las poblaciones del vector y detectar y erradicar los árboles infectados son pilares fundamentales de cualquier estrategia contra esta enfermedad. Precisamente, disponer de buenas herramientas de diagnóstico del HLB es lo que ha llevado al IVIA, dentro del proyecto LIFE Vida For Citrus, a desarrollar un kit rápido de detección que podrá utilizarse en campo. Este desarrollo ha merecido el reconocimiento de la Comisión Europea al incluirlo en Innovation Radar, que identifica las innovaciones con mayor potencial financiadas por la UE. “El fundamento es similar al de la PCR, pero no necesita un equipamiento tan complejo. Es decir, que, a partir de una pequeña cantidad de ADN de la bacteria diana, hacemos una amplificación que nos permite llegar a detectarla. La gran ventaja es que es un kit muy rápido y que se puede realizar en campo por personal no especializado, porque el proceso es muy sencillo”, avanza Ester Marco-Noales, bacterióloga del IVIA que coordina esta parte del proyecto LIFE y también ha asistido al ejercicio de simulaición. Aunque este tipo de técnicas siempre requieren una confirmación posterior en laboratorio, Marco-Noales destaca su especificidad (para evitar los falsos positivos y las consecuencias que esto conlleva) y su sensibilidad, “muy parecida a la de una PCR”.
Tras completar la fase experimental en laboratorio, al kit de detección rápida le queda “la gran prueba de fuego”: el ensayo de campo. A finales de noviembre se testará en Brasil y Costa Rica para evaluar su precisión, y también se está tramitando otra prospección en Florida (EE UU).
En la presentación de la jornada intervinieron Rodolfo Canet, director del IVIA; Mireia Mollá, consellera de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica de la Comunidad Valenciana; Leandro Peña, investigador del IBMCP que lidera el proyecto Pre-HLB; Maria Kammenou, de la Unidad de Sanidad Vegetal de la Dirección General de Salud y Seguridad Alimentaria; Rob Tanner, de la EPPO; Sara García, investigadora del Departamento de Patología Vegetal de la Universidad de California; José María Guitián, del Grupo Tragsa; Vicente Dalmau, jefe del Servicio de Sanidad Vegetal de la Comunidad Valenciana; y Antonio Vicent.