El virus del rugoso del tomate (ToBRFV) se ha detectado por primera vez en la provincia de Sevilla, en un invernadero de Los Palacios. Se trata del primer foco del tobamovirus en esta zona productora, tras varios brotes descubiertos desde 2019 en Almería y Murcia.
El patógeno se localizó a finales de 2022, según ha adelantado Fyh y ha confirmado el Servicio de Sanidad Vegetal andaluz, que inmediatamente adoptó las medidas previstas en el plan de contingencia para erradicar el virus.
La primera detección de ToBRFV en España se produjo en noviembre de 2019, en un invernadero de Vícar (Almería). A este brote, le siguió la detección, en febrero de 2020, de una muestra positiva procedente de 41 lotes de semillas de pimiento en un centro de Investigación de Semillas de El Ejido (Almería). Estos lotes fueron destruidos y se analizaron las semillas del resto de lotes del centro de investigación, sin encontrar otra muestra positiva. En octubre de ese año se produjo un tercer brote, en plantas de tomate situadas en un invernadero de un centro de investigación de Almería. El último caso, antes de la detección en Sevilla, se remonta a septiembre de 2021, en un invernadero de tomate de la Región de Murcia.
María Isabel Font-San-Ambrosio, viróloga del Instituto Agroforestal Mediterráneo de la Universitat Politècnica de València, explica que actualmente los nuevos tobamovirus, como ToBRFV, el virus del mosaico del moteado del tomate (ToMMV) o el virus de la mancha del fruto del tomate (ToFBV), capaces de saltarse las resistencias existentes, figuran entre las virosis que más preocupan a los productores de tomate y pimiento. “Su alta estabilidad y persistencia, fácil transmisión mecánica (contacto, injerto, labores del cultivo, bandejas, herramientas, ropa, …) y su confirmada transmisión por semilla provocan un gran desconcierto entre los agricultores. Se ha podido establecer que las partículas virales de los tobamovirus se localizan principalmente en la superficie de la semilla, pero también en algunos casos se pueden localizar debajo de la cubierta seminal, en el endospermo e incluso en el embrión. El comercio internacional de semillas contaminadas ha supuesto la diseminación de virosis a largas distancias y la aparición de epidemias en nuevas áreas donde no estaban presentes”, explica Font, que este mes participa en AgroMurcia para hablar, precisamente, de los virus que desafían a las solanáceas y otros cultivos hortícolas.
A pesar de las medidas impuestas por la Comisión en 2020 para evitar la introducción y propagación del virus del rugoso del tomate, el patógeno se ha diseminado por un gran número de países europeos en los últimos años.
En el cultivo de tomate, los síntomas de ToBRFV varían según variedades. En las hojas se manifiestan mediante clorosis, mosaico y moteado con estrechamiento de las hojas. En ocasiones, aparecen manchas necróticas en pedúnculos, cálices y pecíolos. En el fruto, se observan manchas amarillas o marrones y puede presentar deformaciones, además de tener una maduración irregular. En pimiento, puede observarse deformación, coloración amarillenta y mosaico en las hojas, y los frutos se deforman con áreas amarillas o marrones, o rayas verdes.