En apenas cuatro años, el perforador de ambrosía Xylosandrus compactus se ha localizado en diez comarcas de las provincias de Girona y Barcelona, y ya afecta a 43 especies vegetales pertenecientes al ámbito forestal, agrícola y ornamental. Esta plaga, además, es vector de hongos simbiontes que causan daños en la planta y pueden provocar su muerte.

Un artículo publicado recientemente en la revista Phytoma revisa la expansión de X. compactus desde su detección en 2020 en Banyoles (Girona) y Salou (Tarragona). El área de distribución nativa de este perforador está en Asia tropical y subtropical, desde donde se ha extendido a otros continentes. Actualmente, se encuentra ya en más de 85 países; ente ellos, diez europeos: Italia (detectado por primera vez en 2010), Francia (2015), Mónaco (2018), Grecia (2019), España (2019), Malta (2021), Turquía (2021), Eslovenia (2023), Suiza (2023) y Rusia (2023). La primera identificación en España se produjo en Mallorca, sobre algarrobo ornamental, un a año antes del brote de Girona.

En Cataluña, las especies más atacadas son laurel, algarrobo, magnolia, madroño y Cercis siliquastrum; a los autores del artículo, el doctor en Biología Josep Mª Riba-Flinch y la asesora Mònica Bedós, les preocupa también los últimos ataques observados sobre plátano de sombra de alineación en la ciudad de Barcelona.

Los perforadores del grupo ambrosía son vectores de hongos simbiontes, algunos de los cuales suponen importantes patógenos que causan daños en la planta huésped, e incluso su muerte

El ataque se detecta por el orificio de entrada a la galería que realiza la hembra fundadora y por donde suele salir serrín blanquecino o pequeños exudados. El ataque y daños evolucionan hasta producirse una pérdida de la turgencia y marchitamiento del brote, y finalmente se observa la seca de hojas y del brote. Unas semanas después se visualiza el chancro cortical que se desarrolla a lo largo de la galería (hasta 2-3 cm de longitud). La corteza del chancro muestra coloraciones marrón-púrpura, que destacan del color verde normal del brote. Si se hace un corte en esta zona afectada, se observan las fibras del xilema con coloraciones oscuras anormales, debido a la actividad de los hongos de ambrosía asociados al ataque y que serían los responsables del colapso por taponamiento vascular, marchitamiento y seca del brote. En el caso de ataques en ramaje o tronco, se observan los orificios de entrada a la galería, así como exudaciones de savia (pueden adquirir tonalidades muy coloreadas), taponamientos en el xilema, necrosis parcial de la corteza y cambium, con la aparición de grietas y depresiones en los meses posteriores, hasta que se desarrolla el típico chancro cortical. Los ataques a nivel de brotes se producen mayoritariamente en la copa inferior de los árboles.

Los perforadores del grupo ambrosía son vectores de hongos simbiontes, algunos de los cuales suponen importantes patógenos que causan daños en la planta huésped, especialmente en brotes, pero también a nivel de ramaje y tronco, e incluso su muerte. “La utilización de estos hongos de ambrosía inoculados en el interior de las galerías proporciona a estos insectos una alta capacidad de polifagia hacia las plantas hospedadoras. Esta característica les otorga una alta y peligrosa invasividad en muchos ecosistemas, ya sean forestales, agrícolas y ornamentales. El efecto simultáneo de estas especies invasoras y de sus hongos simbióticos y la posterior interacción con el cambio climático crean una situación en la que es difícil predecir el impacto futuro de estos perforadores sobre estos ecosistemas”, admiten los autores del artículo, en el que advierten del riesgo que podría suponer la expansión de las poblaciones de esta plaga para la supervivencia del laurel, especialmente en el ámbito forestal, como vegetación de ribera o como comunidad vegetal en las laurisilvas de Canarias, o para el madroño en los ecosistemas mediterráneos.