Las investigaciones del Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Medioambiental (IMIDA) han puesto de manifiesto que es posible realizar un control biológico satisfactorio de la psila del peral gracias a la conservación de los enemigos naturales, sobre todo las hormigas, y una reducción del uso de insecticidas.
Cacopsylla pyri es actualmente la principal plaga de los perales europeos. Los psílidos se alimentan del floema de la planta y pueden ser vectores de varios patógenos vegetales, como fitoplasmas y bacterias. Además, sus ninfas producen una gran cantidad de melaza que es colonizada por hongos saprófitos que provoca la negrilla y la deformación de los frutos. Los psílidos fueron consideraron plagas secundarias del peral hasta 1960 y empezaron a convertirse en un problema para los productores europeos desde principios de la década de 1980. “El problema de los psílidos pronto se asoció al uso intensivo de insecticidas, ya que los productores que utilizaban la gestión integrada de plagas, con una menor aplicación de productos químicos, apenas tenían problemas con la psila”, recuerda un artículo del IMIDA recientemente publicado en Phytoma, que repasa los trabajos que ha desarrollado el centro de investigación murciano desde 2007 para determinar el papel de los enemigos naturales autóctonos de C. pyri en huertos de pera del sureste de España.
El peral en el Altiplano de la Región de Murcia alberga una comunidad de enemigos naturales con capacidad para regular las poblaciones de psila por debajo del umbral de daño. Los principales depredadores son la hormiga Lasius grandis, el mírido Pilophorus gallicus y las arañas. La hormiga es la especie clave por ser la más abundante y por establecer gran cantidad de interacciones con hemípteros productores de melaza (psila y pulgones) y con los demás depredadores. En los trabajos del IMIDA, se ha observado que la abundancia y actividad de las hormigas en peral depende del régimen de tratamientos insecticidas y de la abundancia de pulgones y psila. “Por un lado, en huertos donde el control de plagas se realiza mediante insecticidas de amplio espectro, la abundancia de hormigas es muy baja. Por otro, la actividad de las hormigas aumenta con la abundancia de áfidos y a densidades bajas de psila, pero se reduce cuando la densidad de psila es alta y hay acúmulo de melaza”, explican los autores del artículo.
No es conveniente hacer tratamientos contra pulgones porque su presencia estimula la actividad de las hormigas y con ello es posible que aumente la depredación sobre psila
Las hormigas depredan gran cantidad de huevos y de adultos de psila, por lo que los investigadores aconsejan adoptar estrategias de manejo que favorezca su actividad en el peral. “En primer lugar, es conveniente eliminar el uso de insecticidas de amplio espectro. En segundo lugar, no es conveniente hacer tratamientos para áfidos porque su presencia estimula la actividad de las hormigas y con ello es posible que aumente la depredación sobre psila. Los áfidos no son un problema para el peral y sus poblaciones vienen controladas por depredadores como P. gallicus o arañas antes de que provoquen daños al cultivo. En tercer lugar, hay que evitar la acumulación de melaza en los árboles mediante el lavado con jabón. Por un lado, la disminución de la melaza reduce el desarrollo de negrilla; por otro, estimula la actividad de las hormigas, lo que puede redundar en el incremento de las tasas de depredación de psila y el consumo de melaza. Todas estas prácticas favorecen a su vez a otros enemigos naturales, como chinches depredadores o arañas, que también contribuyen a la regulación de las poblaciones de psila y otros fitófagos”.
Los investigadores advierten de que en los dos o tres primeros años de transición del control químico al control biológico, las densidades de psila suelen ser altas, “por lo que es necesario realizar un monitoreo muy frecuente de las parcelas, sobre todo en los meses de primavera, para determinar el estado del cultivo y aplicar las medidas necesarias de manera inmediata para evitar daños en frutos”.