Casi un año después del descubrimiento en Mallorca de la cepa pauca ST53 de la Xylella fastidiosa, responsable de la muerte y arranque de 21 millones de olivos en el sur de Italia en la última década, la bacteria solo se ha localizado en Sencelles, en el centro de la isla, aunque los investigadores advierten de que el acebuche podría contribuir a su expansión.
El Gobierno Balear, en colaboración con el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias y el Instituto de Agricultura Sostenible del CSIC, está trabajando para determinar el alcance y origen del brote de esta subespecie que por ahora afecta principalmente al olivo silvestre o acebuche.
Hasta junio, se ha detectado esta cepa en 114 acebuches, 34 olivos y en otras 18 plantas pertenecientes a siete especies del ámbito forestal y ornamental. El foco sigue localizado en Secncelles, en un área aproximada de un kilómetro cuadrado, pero el acebuche, muy abundante en Baleares, podría servir de vía para una posible expansión del brote. Comparando este brote con la evolución de la enfermedad en el sur de Italia, Diego Olmo, del Instituto de Investigación y Formación Agroalimentaria y Pesquera de Illes Balears (IRFAP), sugiere que “en 2029, probablemente se verán extensiones importantes de olivos y acebuches con síntomas severos en el centro de Mallorca”.
En 2029, probablemente se verán extensiones importantes de olivos y acebuches con síntomas severos en el centro de Mallorca
Sin embargo, hay incertidumbre sobre cómo afectarán las infecciones previas de la subespecie multiplex en acebuches a las nuevas infecciones posteriores por pauca, ya que en la misma área afectada conviven las subespecies fastidiosa ST1 y multiplex ST81, dos de los otros tres genotipos encontrados en la isla (el tercero es multiplex ST7, que afecta almendro y Polygala myrtifolia). De hecho, en algunos casos se han detectado co-infecciones de ST53 con uno de los dos genotipos. “El hecho de que en el mismo foco también se encuentren miles de acebuches infectados por el ST81 que muestran síntomas muy parecidos a los causados en las fases iniciales por el ST53 añade mayor dificultad a cualquier plan de erradicación”, reconoce Olmo. Las tres subespecies comparten insecto vector, Philaenus spumarius, y en algunos casos, pueden infectar el mismo hospedador, por lo que el riesgo de recombinación génica es muy alto.
El origen de esta cepa en Mallorca no se ha podido determinar todavía, aunque los trabajos moleculares que se han podido hacer hasta ahora mediante enriquecimiento por capturas de secuencias dirigidas (ECSD) sitúan el genoma entre el del sur de Italia y el de Costa Rica, lo que sugiere un origen común a aquellos. “Con la obtención de nuevos datos en los trabajos que se están llevando a cabo, se podrá caracterizar con mayor precisión la extensión de las infecciones de ST53, el rango de hospedadores y el grado de virulencia en olivo, así como la posible fecha de introducción en la isla y precisar su relación filogenética respecto a otros genotipos de la subespecie pauca. Con toda esta información se evaluarán las implicaciones epidemiológicas de este hallazgo y las posibles medidas de gestión a poner en práctica para tratar de minimizar su impacto”, explica Olmo, que presentó este trabajo en el XXI Congreso de la Sociedad Española de Fitopatología, celebrado en Córdoba.