Un estudio realizado en China ha demostrado que Diaphorina citri, el vector más peligroso de la bacteria causante del HLB, la enfermedad de los cítricos, es también un transmisor potencial del virus de la tristeza.
Hasta ahora, se consideraba que el virus de la tristeza de los cítricos era propagado por especies de pulgones. Pero los experimentos realizados en laboratorio y en campo por investigadores de la Universidad Agrícola del Sur de China demuestran que tanto las larvas como los adultos de D. citri pueden adquirir el patógeno de plantas de cítricos infectadas. El virus estaba presente a un nivel más alto en el intestino medio del insecto que en las glándulas salivales.
Aunque no se encontraron diferencias significativas entre ninfas y adultos, la ninfa del tercer estadio fue más eficiente en la adquisición del virus y Candidatus Liberibacter asiaticus, bacteria causante del HLB, en comparación con los estadios cuarto y quinto y los adultos. La relación entre la adquisición del virus y la bacteria pareció seguir una tendencia inversa, con un aumento del segundo en detrimento del primero.
Tampoco se observaron diferencias significativas entre los dos sexos del psílido en la adquisición de ambos patógenos. “Este estudio aporta nuevos datos para profundizar en nuestra comprensión de la interacción entre D. citri y Candidatus Liberibacter asiaticus, en la que interviene el virus de la tristeza de los cítricos”, destacan los investigadores, cuyos resultados se han publicado en la revista científica Journal of Insect Science.
El vector del HLB alcanzó el año pasado territorio europeo: el psílido asiático de los cítricos fue localizado en un huerto de naranjas en Chipre, y posteriormente identificado por el laboratorio nacional de referencia. Su presencia supone una grave amenaza para la citricultura mediterránea, todavía no afectada por esta enfermedad. El Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias ha colaborado con las autoridades chipriotas para introducir y liberar a su parasitoide, Tamarixia radiata.