Hoy se celebra el Día Internacional de la Sanidad Vegetal, que Naciones Unidas designó el 12 de mayo para crear conciencia mundial sobre cómo la protección de las plantas puede ayudar a acabar con el hambre, reducir la pobreza, proteger la biodiversidad y el medio ambiente e impulsar el desarrollo económico.
Las plantas constituyen el 80% de los alimentos que se consumen y proporcionan el 98% del oxígeno que se respira. Sin embargo, hasta el 40% de los cultivos se pierde cada año a causa de las plagas, enfermedades y malas hierbas, lo que afecta tanto a la seguridad alimentaria como a la agricultura, que es la principal fuente de ingresos para las comunidades rurales vulnerables.
El cambio climático y las actividades humanas están alterando los ecosistemas y dañando la biodiversidad, al tiempo que crean nuevos nichos donde las plagas, enfermedades y malas hierbas pueden prosperar. Los viajes y el comercio internacionales, cuyo volumen se ha triplicado en el último decenio, contribuyen también a la propagación de los problemas fitosanitarios.
El 12 de mayo es una herencia del Año Internacional de la Sanidad Vegetal. Phytoma, en colaboración con la Asociación Española de Sanidad Vegetal (AESaVe), contribuyó a esta conmemoración con el Encuentro Internacional 2020, Año Internacional de la Sanidad Vegetal: ciencia y profesión para producir más con menos, celebrado el 1 y 2 de diciembre de 2021 en la Universidad de Córdoba. Este Encuentro, el más relevante de los celebrados en España en reconocimiento de esta actividad fundamental, está disponible en el Canal de Youtube de Phytoma, en nueve vídeos que suman cerca de quince horas dedicadas a analizar los retos de esta actividad y plantear soluciones innovadoras para la agricultura en un escenario abierto al debate y a la participación.
Dada la relevancia del Encuentro, Phytoma y AESaVe dieron a conocer las conclusiones principales, un documento que analiza con detalle la situación actual de la Sanidad Vegetal, elaborado por el Comité Científico-Técnico. Se trata de un profundo análisis que debe servir para afianzar la importancia de esta ciencia, de esta profesión que se encuentra ante desafíos de una magnitud nunca experimentada por la emergencia y reemergencia de enfermedades, plagas y malas hierbas agrícolas y forestales; el incremento continuo de introducciones de agentes nocivos exóticos; la incidencia del cambio climático sobre cultivos y los patógenos; y la exigencia de estrategias de gestión integrada con escasa disponibilidad de materias activas autorizadas y alternativas biológicas.