Calidad, paisaje y preservación ambiental son términos necesariamente asociados a la elaboración de caldos de alta cualificación, capaces de competir en el mercado interior y en la exportación. El consumidor final, cada vez más conocedor de la cultura del vino, incorpora el vector ambiental a sus decisiones de compra. Origen, cultivo y crianza van unidos en un trayecto que suma valor.
La exigencia ambiental es máxima y todos los medios técnicos al alcance son necesarios.
Sin embargo, la gravedad de algunas plagas y, expresamente, la vulnerabilidad de nuestros viñedos a los agentes patogénicos tradicionales, continúan haciendo imprescindibles los tratamientos químicos, incluso en producción ecológica.
Los riesgos asociados al empleo de fitofármacos existen y su mitigación es obligada. Afrontamos pues dicho reto con la máxima responsabilidad. La tecnología reciente viene a aportar soluciones muy efectivas y valiosas. Entre otros elementos podemos destacar los destinados a mejorar la seguridad en el manejo del producto fitosanitario: transporte, la carga, mezcla, sobrantes y limpieza de equipos y envases.
Sin embargo, los avances más recientes afectan directamente la propia realización del tratamiento. Las técnicas de reducción de deriva como el empleo de boquillas de baja deriva y el túnel de pulverización comienzan a ser protagonistas en las explotaciones vitícolas. Así mismo, la decisión sobre la dosis a aplicar, en conformidad con criterios de mejor ajuste, empieza a ser condición necesaria. Todo ello sin menoscabo de la eficacia de los tratamientos.
Dr. Santiago Planas de Martí
Servicio de Sanidad Vegetal de
Centro Agrotecnio - Universitat de Lleida
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