El Servicio de Sanidad Vegetal de Andalucía ha advertido del incremento de focos de vasates (Aculops lycopersici) en los cultivos de tomate bajo abrigo de la provincia de Almería.
El ácaro bronceado del tomate afecta sobre todo a esta solanácea, aunque también puede ocasionar daños en berenjena, patata y tabaco. El Servicio de Sanidad Vegetal andaluz ha observado un aumento de pequeños focos de esta plaga en la mayoría de los invernaderos muestreados y en una de cada quince plantas. Las condiciones óptimas para el desarrollo de este ácaro eriófido son 27°C y 30% de humedad relativa, con las que muestra un ciclo muy rápido de seis a siete días, siempre que tenga alimento suficiente.
A. lycopersici ataca a todas las partes verdes de la planta y los frutos, y en tomate, su detección se produce en el envés de la hoja de la parte baja de la planta. Los daños comienzan a manifestarse en la zona basal de la planta y sube por las hojas cercanas al suelo y el tallo. A medida que asciende por la planta, la parte baja amarillea y se va desecando. Los frutos afectados reducen su desarrollo, adquieren un color marrón o plateado, según la gravedad del ataque, y la epidermis se cuartea.
Como medidas preventivas y culturales, se recomienda colocar mallas (mínimo, 10x20 hilos/cm2) en las aberturas laterales, cenitales y puertas de los invernaderos, y controlar el estado de las mismas, sobre todo de las que coinciden con la dirección de los vientos dominantes. Conviene vigilar también que no haya roturas en los plásticos, así como eliminar las malas hierbas y restos de cultivos, ya que pueden actuar como reservorio de la plaga. Asimismo, es importante no abandonar los cultivos al final de ciclo y eliminar las plantas que estén muy afectadas.
Por otro lado, es aconsejable distanciar en el tiempo la realización de la nueva plantación; evitar la propagación de la plaga con las operaciones habituales que se hacen en el cultivo, con la ropa, el calzado, las herramientas de trabajo, el agua de riesgo o la presencia de animales; desinfectar los útiles de trabajo con una solución de fosfato trisódico al 10% antes y después de su uso; realizar rotaciones de cultivos; si se aplica estiércol, asegurarse de que está bien fermentado y exento de plagas; evitar el exceso de follaje en la planta; favorecer la proliferación de poblaciones de insectos auxiliares mediante la racionalización del uso de productos fitosanitarios; y evitar la propagación a través de maquinaria, agua de riego, animales, calzados, aperos, etc.
En el caso de intervenir con insecticidas, Sanidad Vegetal recomienda realizar los tratamientos sobre los focos si estos están bien delimitados y en las bandas, una vez verificada su presencia, ya que suelen ser los puntos de entrada de la plaga. Es muy importante aplicar la dosis correcta para evitar la aparición de resistencias o la pérdida de eficacia del tratamiento.