En la mayoría de las comarcas frutícolas de Aragón, las hembras de la psila del peral (Cacopsylla pyri) ya han comenzado a realizar la puesta en las bolsas y en las lamburdas de las zonas más soleadas de los perales. El Centro de Sanidad y Certificación Vegetal aragonés recomienda actuar ya para eliminar la mayor cantidad de adultos.
Para ello, aconseja realizar de uno a tres tratamientos, separados entre sí de siete a diez días, con algunas de las materias autorizadas: cipermetrin 10% EC, deltametrin 1,57% SC, 2,5% EC y 10% EC, esfenvalerato 5% EC y 5% EW, lambda cihalotrin 1,5% CS, 5% EG y 10% CS o tau fluvalinato 24% EW.
Otra estrategia propuesta por los técnicos de sanidad vegetal autonómicos consiste en dificultar la oviposición de las hembras recubriendo de forma adecuada los perales con caolín. En este cao, es importante volver a realizar una aplicación con esta materia activa en caso de que se produzcan precipitaciones, al ser un producto que se lava con las lluvias.
Ambos tratamientos, recuerda el Centro de Sanidad y Certificación Vegetal, deben llevarse a cabo en días soleados, sin viento y con temperaturas lo más altas posibles para que sean efectivos.
La psila del peral es actualmente la principal plaga de este frutal en Europa. Los psílidos se alimentan del floema de la planta y pueden ser vectores de varios patógenos vegetales, como fitoplasmas y bacterias. El síntoma más claro de su parasitismo es la melaza pegajosa y brillante que produce el insecto y que impregna la superficie de tallos, hojas y frutos donde existen colonias de C. pyri. Las hojas afectadas se curvan y retuercen, llegando a presentar necrosis. Sobre la melaza producida aparece, a su vez, una costra constituida por especies fúngicas y conocida popularmente como negrilla, costra que incrementa el daño ocasionado por el insecto. Los árboles parasitados presentan, a veces, las hojas enrojecidas y retorcidas, de manera similar a la que presentan los árboles afectados por el fuego bacteriano.
El insecto inverna en estado adulto entre las resquebrajaduras de la madera. A final de invierno se produce el apareamiento, y la puesta se realiza alrededor de los brotes. Las ninfas se sitúan en las inflorescencias y a partir de ahí se producen normalmente 4-5 generaciones.
Después de aplicar fitosanitarios cuando la mayor parte de las hembras están fértiles, conviene intervenir con un producto terapéutico alrededor del estado fenológico de la floración, si hay más de un 10% de inflorescencias ocupadas por el insecto, y repetir el tratamiento en plena vegetación si la cantidad de brotes parasitados supera el 15%. En este último caso, conviene añadir un producto frente a la melaza.