El cambio climático es uno de los más importantes retos con los que se enfrenta la humanidad. Se prevé que alterará de manera global la producción de alimentos, así como la relación entre las malas hierbas y los cultivos a través de cambios tanto en su respuesta agroecológica como en su distribución geográfica, facilitando la invasión de nuevas especies. Igualmente, el manejo agronómico de las malas hierbas y la eficacia de su control (ej., herbicidas) se verá afectado. En este sentido, una orientación de los esfuerzos de investigación para la comprensión de la agroecología de las malas hierbas y su relación con el cultivo, la predicción de la invasión de nuevas especies, así como el desarrollo y puesta a punto de medidas dirigidas a minimizar los cambios y la adaptación a los mismos, ayudarán a dar respuestas para alcanzar un manejo sustentable de los sistemas agrícolas bajo un clima cambiante.
La alimentación de la humanidad se enfrenta con dos grandes retos en las próximas décadas; por un lado, la necesidad de incrementar un 60% la producción sustentable de alimentos para satisfacer la demanda de una población creciente; por otro lado, se estima que las alteraciones en los ecosistemas agrícolas como consecuencia del cambio climáticos llevarán a una reducción entre el 10% y el 25% de la producción mundial de alimentos.
El cambio climático inducido por los dos gases de efecto invernadero más importantes (el dióxido de carbono y el metano) se ha convertido en un serio desafío ecológico para el siglo actual. Las concentraciones de gases de efecto invernadero se encuentran en su nivel más elevado en 2 millones de años. A partir de los años 50, dichos gases se han disparado exponencialmente y a finales de esta centuria el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) estima que el CO2 puede alcanzar 1000 ppm y las temperaturas incrementarse al menos 1,2 oC (IPCC, 2022). Igualmente, se prevé una alta frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos, como tormentas, sequías estivales y olas de frío.