No hay duda alguna que el de los bioestimulantes es un sector en evolución constante y que ha sabido encontrar su ubicación entre los inputs agrarios. Las propiedades de estos insumos, desarrollados para necesidades específicas de los cultivos, junto a las políticas medioambientales favorables y la concienciación social, propician que sea un momento clave para su implantación definitiva en el mercado. En 2022 se cumplió el 25 aniversario de AEFA, la Asociación Española de Fabricantes de Agronutrientes, que durante todos estos años ha acompañado la espectacular trayectoria de esta industria que cuenta con un futuro prometedor fruto de la Investigación, el Desarrollo y la Innovación de nuevos productos, altamente eficaces y muy valorados por agricultores y consumidores.
Para comprender correctamente la evolución del sector en los últimos 35 años es fundamental conocer la tipología de productos que engloba, y las múltiples funcionalidades que tienen si se aplican correctamente a los cultivos: Según el Anexo I del Reglamento UE 2019/1009 “se entenderá por «bioestimulante de plantas» un producto fertilizante UE cuya función consista en estimular los procesos de nutrición de las plantas con independencia del contenido de nutrientes del producto, con el único objetivo de mejorar una o varias de las siguientes características de las plantas y su rizosfera: a) eficiencia en el uso de los nutrientes, b) tolerancia al estrés abiótico, c) características de calidad, o d) disponibilidad de nutrientes inmovilizados en el suelo y la rizosfera”. Son sustancias, habitualmente de origen natural y sin residuos, que, dependiendo de su origen, de las condiciones del medio, de su mecanismo de acción, las reacciones bioquímicas implicadas, del modo de uso y más factores, desencadenan diferentes reacciones en la planta, mejorando su capacidad de adaptarse al medio, su eficacia frente a la asimilación de nutrientes o sus rendimientos.