Los cítricos que sobrevivieron a las inundaciones provocadas por la DANA de octubre y no murieron por asfixia radicular, tienen un problema este año: las especies de Phytophthora, causantes de la gomosis de los cítricos y la podredumbre del cuello y las raíces.

Estos oomicetos se desarrollan en el suelo y necesitan agua para multiplicarse, diseminarse e infectar los árboles. El inóculo está ampliamente distribuido en las zonas citrícolas, aunque con diferentes niveles según la parcela y su historial de cultivo.

La gomosis de los cítricos afecta al tronco y las ramas principales de los árboles. Se caracteriza por la aparición abundante de goma sobre los tejidos afectados. Las lesiones se desarrollan y aumentan su tamaño durante varios ciclos de cultivo; rodean por completo la rama o el tronco afectado, provocan un decaimiento general y, finalmente, su muerte. Por su parte, la podredumbre del cuello y las raíces afecta al patrón, sobre todo en la base del tronco y las raíces estructurales, donde aparecen chancros de tamaño variable.

En la mayoría las zonas inundadas por la DANA, el nivel del agua alcanzó al tronco y las ramas principales de los árboles, lo que favorece las infecciones por este patógeno. En general, las variedades de cítricos, sobre todo de clementinas, son mucho más sensibles a estas enfermedades que los patrones, por lo que las consecuencias de estas infecciones son mucho más graves y pueden condicionar seriamente la viabilidad de la plantación. “Phytophthora puede tardar en dar la cara: no van a aparecer síntomas visibles hasta la primavera, incluso más tarde. Cuando veamos los síntomas, va a ser tarde para actuar con fungicidas: podemos recomendar los tratamientos, pero en ese momento la eficacia va a ser muy baja”, advierte Antonio Vicent, coordinador del Centro de Protección Vegetal y Biotecnología del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA).

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