La mosca blanca de la col, Aleyrodes proletella, es considerada una de las principales plagas de cultivos de brásicas. En la Comunidad Valenciana, los daños asociados a esta plaga se han incrementado notablemente durante las últimas campañas, asociado probablemente a distintos aspectos inherentes al manejo de este cultivo, así como al incremento de las temperaturas que estamos experimentado. La gestión de esta mosca blanca en nuestras condiciones de cultivo se sustenta principalmente en la aplicación de productos fitosanitarios, evidenciándose que esta estrategia no es adecuada para su regulación exitosa. Se conoce de estudios previos dentro y fuera de nuestro país en los que se señala que, asociados a esta especie de mosca blanca, pueden aparecer distintos enemigos naturales que contribuyan a la regulación de sus poblaciones. El objetivo de este estudio ha sido, por lo tanto, conocer aspectos básicos sobre la dinámica poblacional de esta especie, así como del complejo de enemigos naturales que se le asocia, para poder ir asentando las bases de un futuro programa de gestión integrada de esta plaga.

En la Comunidad Valenciana, y más concretamente en la comarca del Baix Maestrat (provincia de Castellón), existe amplia tradición por el cultivo de diversas especies de plantas del género Brassica.

Uno de los problemas fitosanitarios de estos cultivos ha sido siempre la presencia de la mosca blanca de la col, Aleyrodes proletella (Hemiptera, Aleyrodidae), considerada como una de las plagas importantes del cultivo de estas plantas (DOGV, 2010). Se trata de una especie de insecto ampliamente distribuida en la Región Paleártica, de donde se considera originaria (Hernández-Suárez y col., 1999). Al igual que en otros países (Tölle-Nolting, 2015; Laurenz y Meyhöfer, 2021a), hace varios años que en España se viene observando el incremento desmesurado de los niveles poblacionales de esta especie, que se producen también en la Comunidad Valenciana, lo que se puede explicar razonadamente por la ampliación del calendario productivo, que permite trabajar una extensa gama de variedades de diferentes especies y duración de ciclo, de manera que la plaga encuentra un huésped susceptible de ser invadido prácticamente durante todo el año. Igualmente puede mencionarse el efecto del cambio climático, con el incremento gradual de las temperaturas, como factor determinante.

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