Se describen aspectos básicos del virus rugoso fundamentales a la hora de establecer las estrategias de manejo, como son su facilidad de transmisión, elevada persistencia y la presencia de otros hospedantes habituales. Además, frecuentes coinfecciones con otros virus y determinadas situaciones de estrés agudizan los síntomas y daños e influyen sobre el comportamiento de variedades con resistencias frente al virus.
Se analizan las posibles vías por las que se producen los primeros focos en una plantación y su dispersión posterior, así como las medidas que pueden adoptarse para prevenirlas o, al menos, ralentizarlas. Igualmente, se describen las condiciones en las que el virus puede permanecer con capacidad infectiva en parcelas que han sido afectadas y las medidas para reducir los riesgos para futuras plantaciones, donde las prácticas de higiene y la solarización resultan especialmente interesantes.
Se concluye que, para problemas tan complejos como este, es necesario establecer estrategias integradas, adaptadas a las particularidades de cada explotación y a las características de cada empresa, maquinaria y medios empleados y personal que interviene en las labores, entre otros aspectos.