Las moscas blancas (Hemiptera: Aleyrodidae) se han convertido en los últimos años en uno de los principales problemas fitosanitarios de nuestra citricultura. Especies como la mosca blanca algodonosa o la mosca de los cítricos, que hasta hace unos años estaban bien controladas, en las últimas campañas están causando numerosos daños en determinadas áreas de nuestras zonas citrícolas. Las causas detrás de este incremento están siendo estudiadas. Por otro lado, para mejorar la eficacia de las estrategias de gestión de estos fitófagos, es importante conocer bien aspectos de su bio-ecología. En el presente artículo, se describe la problemática actual de las moscas blancas en cítricos, las especies más importantes y en qué medida se está trabajando para mejorar su gestión.
Las moscas blancas (Hemiptera: Aleyrodidae) es uno de los grupos de fitófagos plaga más importante en la agricultura. Con alrededor de 1.556 especies descritas, afectan a más de 500 especies vegetales y muchas de estas especies se consideran plagas de numerosos cultivos, provocando globalmente pérdidas anuales valoradas en varios cientos de millones de euros. Estos fitófagos se alimentan del floema debilitando la planta y, como ocurre con otras familias de hemípteros, pueden secretar grandes cantidades de melaza, subproducto de las substancias transportadas en el floema, caracterizado por su elevado contenido en azúcares. La melaza secretada se deposita sobre hojas y frutos y supone un substrato ideal para el desarrollo de hongos saprófagos como la negrilla. Bajo infestaciones de mosca blanca elevadas, la negrilla puede cubrir gran parte de las hojas y los frutos, afectando notablemente a la actividad fotosintética de la planta y, por lo tanto, al desarrollo y vigor de ésta, y depreciando comercialmente el valor de la fruta. Algunas especies como Bemisia tabaci (Gennadius), mosca blanca que afecta a cultivos hortícolas principalmente, han sido también descritas como importantes vectores de virosis vegetales.