Existe un chiste muy viejo, que de tan manido casi no tiene gracia, que cuenta el diálogo entre un paciente y el doctor que le va a realizar una operación en la boca. Cuando este le indica que le avise si siente dolor en la intervención, el enfermo, con una mano en la entrepierna del médico responde que si eso se produce tendrá un conocimiento inmediato.
Esa parece que es la dialéctica que se está desarrollando estos días entre la UE y los agricultores. Bruselas asegura que representa los intereses de la sociedad, y los agricultores exponen sus razones con sus tractores, aunque la verdad es que las medidas que los políticos quieren imponer, antes que medidas a petición de la sociedad, parece que estuvieran redactadas al dictado de lobbies ecologistas, sin que los agricultores hayan intervenido ni poco ni mucho en su elaboración, unas normativas que, de no corregirse, van a provocar un aumento insoportable de los precios de los alimentos y la ruina de gran parte de los agricultores.