El comportamiento de la plaga más temida en el olivar, Bactrocera oleae, está modificándose en los últimos años debido a los cambios climatológicos. Una circunstancia que hace cada vez más impredecible los ciclos biológicos de la mosca y que requiere de un esfuerzo de prevención en el cultivo a la hora de controlar su población.
El ingeniero agrónomo Julio Aparicio, director de cultivos de Suterra®, ha formado parte del equipo de desarrollo de BioMagnet™ ORO, la solución de atracción y muerte más innovadora frente a la mosca del olivo.
¿De qué manera está afectando al olivar el cambio en el comportamiento de la mosca del olivo?
Venimos de unas últimas campañas con inviernos templados y primaveras cálidas anticipadas. Esto ha provocado floraciones prematuras y al mismo tiempo un adelanto considerable del ciclo biológico de la mosca del olivo. Hace unos años la mosca se detectaba en los meses cercanos a cosecha, septiembre u octubre. Hoy podemos detectar poblaciones incipientes de Bactrocera incluso en mayo. Esto supone un cambio importante que hay que tener en cuenta a la hora de combatir la plaga. La cosecha de 2022 fue paradigma de una campaña especialmente afectada por la presión de la plaga.
Es cierto que los meses de verano, al acumular tantos días de temperaturas por encima de los 35º, hace que la mosca desaparezca durante un tiempo. Esa temperatura y la sequedad de los últimos años no propicia su desarrollo, pero hemos observado que, en los meses posteriores, cuando las temperaturas ya nos son tan sofocantes, vuelve a iniciarse el vuelo de mosca en un momento en que el fruto es muy vulnerable. Y eso puede suponer un grave problema para los olivareros si no se está preparado.