Hace unas semanas apareció en la prensa la noticia de que los agricultores de EE. UU están teniendo éxito contra una plaga de Ceratitis capitata con la utilización de machos esterilizados mediante energía nuclear. En España, la Consejería de Agricultura de Valencia está desarrollando esa técnica, pero logrando la esterilización de los machos mediante el empleo de hongos entomopatógenos, para lo cual ha creado un centro especial en Caudete de las Fuentes en el cual pueden producir hasta 500 millones de machos estériles a la semana.
Estas noticias nos dan la razón a los que estamos convencidos de la extraordinaria importancia que tiene el sexo de los insectos en el diseño de procedimientos para el control de plagas, y ellas me llevan al recuerdo de los estudios de etología que, hace ya casi veinte años, realizábamos en el CICYTEX de Extremadura para poder combatir la langosta (Dociostaurus maroccanus) mediante la depredación con pintadas (Numida meleagris) y gallinas de raza extremeña (Gallus gallus domesticus).