A lo largo de los últimos 35 años, el control de plagas de las plantas en los espacios verdes urbanos ha evolucionado de forma favorable, especialmente a partir de la entrada en vigor del Real Decreto 1311/2012 de uso sostenible de los productos fitosanitarios, que incluye el capítulo XI “Disposiciones específicas para el uso de los productos fitosanitarios en ámbitos distintos de la producción agraria”, que obliga a disponer de asesor en gestión integrada de plagas para realizar aplicaciones fitosanitarias. Durante estos años se ha tenido que afrontar la entrada de plagas invasoras, entre las que destaca, por su importante impacto, el picudo rojo de las palmeras Rhynchophorus ferrugineus, que desde el primero foco en la península en 1993 ha ido provocando la muerte de miles de ejemplares, fundamentalmente de la especie Phoenix canariensis. El control de esta y otras plagas ha sido un reto para todas las partes implicadas ya que ha habido una retirada progresiva de los productos fitosanitarios autorizados. Ello ha comportado que la lucha contra plagas en espacios verdes haya incorporado técnicas alternativas, con una progresiva reducción y sustitución del uso de productos fitosanitarios de origen químico.
La prevención y lucha contra las plagas (insectos, hongos …) que afectan a nuestros parques y jardines es importante, no solo para evitar la pérdida de las plantas afectadas, que en algunos casos pueden ser árboles singulares o de alto valor paisajístico, sino también porque, debido a su finalidad ornamental, los jardines deben presentar un aspecto agradable sin la presencia de plantas y árboles dañados.
Algunas plagas pueden ocasionar molestias a las personas que frecuentan los espacios verdes, como es el caso de la melaza de los pulgones y las cochinillas (muy frecuentes en jardines de clima mediterráneo), que ensucian el mobiliario urbano, las terrazas, etc., la Corythuca ciliata de los plátanos, y otras plagas que entran en las viviendas, como es el caso de la galeruca del olmo (Xanthogaleruca luteola) o la chinche Halyomorpha halys.
Otras plagas pueden ser peligrosas, como las orugas de la procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa), que poseen pelos urticantes que provocan reacciones alérgicas y suponen un riesgo para la salud de las personas y animales domésticos.
Hay también plagas de insectos barrenadores y hongos que pueden afectar gravemente a la estructura de los árboles, favoreciendo la caída de ramas o del propio árbol, lo que puede provocar graves accidentes.