La evaluación cuantitativa de pérdidas de cosecha en campo no es una labor que se efectúe de manera normal en los estudios de fitopatología. La situación generada puede desencadenar diferentes problemas a la hora peritar un cultivo por déficit de información. El objetivo de este trabajo fue evaluar las pérdidas de cosecha causadas por el moho gris del tomate (agente causal Botrytis cinerea) durante dos ciclos largos consecutivos de tomate. Los resultados mostraron una tasa de mortalidad heterogénea entre los dos años de estudio. En el primero se registró la muerte de hasta el 81.33% de la población inicial de plantas existente en las parcelas experimentales, mientras que en la segunda la expresión fue casi inexistente. Las pérdidas de producción siguieron un comportamiento similar. Se detectó una relación directamente proporcional entre la producción final del cultivo y la masa del fruto y las pérdidas de producción. Las lluvias registradas en la campaña 2016/2017, durante el mes de diciembre, pudieron influir en la expresión de la micosis. 

La provincia de Almería alberga la mayor agricultura protegida de España y una de las más importantes a escala internacional (MAPA, 2022; Rabobank, 2017). En la campaña 2020/2021 el tomate fue el tercer cultivo hortícola más importante del territorio almeriense, tras la sandía y el pimiento. La agricultura se posiciona como un sector estratégico para la economía del territorio andaluz por el beneficio socioeconómico que obtiene de ella (Cajamar, 2021).

La evaluación cuantitativa de las pérdidas y los daños ocasionados sobre las cosechas de los cultivos no es una tarea que se realice de manera común en los estudios de fitopatología. Esto puede comportar diversos problemas a la hora de peritar un cultivo tras obtener mermas de producción. La pérdida se origina cuando la acción acometida sobre el órgano comestible lleva un perjuicio tal que impide el consumo humano o su comercialización, cuando las explotaciones están destinadas a la producción comercial. De Cara-García y col. (2010) afirmaron que la noción de pérdida de producción es difusa, indicando la inexistencia de testigos de referencia a gran escala válidos con los que cotejar las mermas de producción, con lo que se limita la comparación entre la situación real (rendimiento de cosecha obtenido por un cultivo afectado por un suceso) de la ideal (rendimiento de cosecha máximo del cultivar empleado).

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