Mi amigo Juan de Benito, profesor, empresario, jurista, historiador y no sé cuántas cosas más, ha dedicado su vida profesional a la Sanidad Vegetal, y una gran parte del tiempo de sus aficiones a descubrir insectos, pero no en la Naturaleza, sino entre los elementos de los cuadros famosos que se muestran en los mejores museos del mundo. No sé yo muy bien la razón principal de esa afición de mi amigo, pero ella me hace recordar aquella frase tan genial de Rafael el Gallo cuando le presentaron a don José Ortega y Gaset: “Tie que aver gente pa tó”. Ahora, los insectos son noticia en algunos medios de comunicación, aunque su interés es bien diferente del artístico.
Hace unas semanas se ha presentado un libro publicado por un profesor de una universidad inglesa en el que se pronostica que la Civilización actual está provocando “el apocalipsis de los insectos”, lo que a su vez amenaza la Humanidad. En realidad, eso es un sermón más de los que se vienen predicando desde los púlpitos de importantes centros de pensamiento, cuya almendrilla es: la agricultura es la causante de los males que sufre la Naturaleza y ello exige reducir las superficies de cultivo y la ganadería.