La vigilancia fitosanitaria es una actividad fundamental para la detección temprana de brotes de patógenos y plagas emergentes. Desde la entrada en vigor del Reglamento (UE) 2016/2031, los Estados miembros de la Unión Europea deben llevar a cabo diferentes tipos de prospecciones atendiendo al estatus fitosanitario del área a vigilar según el patógeno/plaga objetivo. Para implementar estas prospecciones es necesario establecer normas y directrices que guíen y armonicen la planificación de las acciones de vigilancia. En este marco legislativo, con el objetivo de dar soporte a las cuestiones específicas de vigilancia fitosanitaria de los organismos regulados, la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) ha desarrollado un conjunto de herramientas (EFSA Pest Survey Toolkit) para guiar a los Estados miembros en la planificación de sus prospecciones. Los protocolos de prospección desarrollados por la EFSA ofrecen un marco metodológico flexible a través de un diseño estadístico y basado en el riesgo. Este conjunto de herramientas está permanentemente en un proceso de actualización y adaptación. Asimismo, está prevista la incorporación de nuevas herramientas con el objetivo de optimizar la planificación de las actividades de vigilancia.
Los patógenos y plagas emergentes constituyen una amenaza cada vez mayor para las plantas tanto cultivadas como silvestres en todo el mundo. Su ritmo de introducción ha aumentado en los últimos años, sobre todo como consecuencia de las modificaciones ambientales asociadas al cambio climático y el aumento de los flujos comerciales y de personas. Anualmente, entre el 20% y el 40% de la producción mundial de cultivos se pierde por enfermedades y plagas de plantas con un coste aproximado de 300.000 millones de dólares (Savary y col., 2019; FAO, 2020). Por tanto, en un escenario global en el que la producción de alimentos debe aumentar para satisfacer a una población creciente, la gestión eficaz de enfermedades y plagas es clave para garantizar la seguridad alimentaria mundial (Ristaino y col., 2021).
La naturaleza transfronteriza de estos organismos, los patrones de distribución cambiantes, y el aumento del número y la magnitud de las emergencias relacionadas con la cadena alimentaria colocan tanto a los patógenos como a las plagas entre los principales desafíos para los sistemas de sanidad vegetal (FAO, 2020). En este contexto, las acciones de prevención y detección temprana que reduzcan el impacto de nuevas invasiones son más necesarias que nunca. De ahí la relevancia que ha adquirido la sanidad vegetal y la vigilancia fitosanitaria en la agenda política de la Unión Europea (UE) y en su nuevo régimen fitosanitario, articulado a través del Reglamento (UE) 2016/2031 (EU, 2016) sobre medidas de protección contra los patógenos y las plagas de los vegetales.