Hace cuatro años, en el Libro Blanco de la Sanidad Vegetal en España, nos quejábamos de la insuficiente atención que recibe la Sanidad Vegetal en los planes de estudio de las carreras españolas de Ingeniería Agronómica y de Montes, tanto en la vertiente universitaria como en la de formación profesional (Albajes y col., 2019; Recasens y col., 2019; Vergel, 2019). Desde entonces, la situación no ha cambiado lo suficiente como para que esté justificado repetir las mismas o parecidas ideas que expusimos entonces. Sin embargo, en esta ocasión puede resultar más interesante hacer un recorrido por la evolución en el contenido de la formación en Sanidad Vegetal a lo largo de los últimos decenios. Una de las dificultades en esa evolución es dotar a la Sanidad Vegetal de una cierta unicidad conceptual, aun reconociendo las diferentes bases disciplinares que tienen la entomología agrícola, la patología vegetal y la malherbología. Quizás en ese intento podría avanzarse hacia los conceptos de Salud Única (One Health en inglés, Rizzo y col. 2021) o Medicina de las Plantas (McGovern y To-Anun, 2016; Tjamos, 2018; del Moral y del Moral 2023).
La situación de la formación en Sanidad Vegetal (SV) hoy en día es muy similar a la descrita en los mencionados capítulos del Libro Blanco. Por lo tanto, hoy pretendemos más bien centrar las consideraciones sobre el contenido de las asignaturas que enseñan las bases científicas y la praxis de la SV, un aspecto dejado habitualmente al criterio de los profesores de las materias implicadas, que desemboca a menudo en la pérdida de una visión global de nuestra/s disciplina/s. Y en esas consideraciones, trataremos de referirnos a las propuestas más innovadoras que han ido publicando nuestros colegas en los últimos años, tal como nos ha sido solicitado por la revista Phytoma.
Si hacemos un recorrido por la literatura relacionada con la SV en los últimos decenios, nos daremos cuenta rápidamente de que la evolución ha afectado tanto a las disciplinas básicas –entomología agrícola y forestal, patología vegetal y malherbología- como a la creciente complejidad de su aplicación práctica. Estas crecientes necesidades han ido surgiendo a medida que hemos ido exigiendo más eficacia a las prácticas agrícolas y forestales en el aumento de la productividad y sostenibilidad, en particular cuando hemos querido ir aplicando tecnología de gestión integrada. Véase al respecto, por ejemplo, el libro de muy reciente aparición sobre los retos que tiene planteada la SV para el próximo decenio (Jiménez Díaz y col., 2023).