Los pasados 35 años han sido testigos de importantes avances en el conocimiento sobre los organismos fitopatógenos, demasiado numerosos y diversos en naturaleza para poder resumirlos en unas páginas. Muchos de dichos avances han estado mediados por el desarrollo de nuevas metodologías, instrumentos y protocolos de estudio, en particular los concernientes a las tecnologías de análisis y secuenciación del ADN que comenzaron con su amplificación mediada por una ADN polimerasa termoestable (PCR) –y sus posteriores derivados: PCR cuantitativa, en tiempo real, digital, etc. Estos avances continuaron con el uso de las plataformas de secuenciación masiva para el análisis de los genomas de estos organismos, incluso a partir de la matriz vegetal que infectaban sin necesidad de su aislamiento, así como el uso de diversas tecnologías -ómicas para el análisis masivo de la expresión diferencial de genes (genómica), proteínas (proteómica) y metabolitos (metabolómica). Todo ello ha tenido profundas repercusiones, por ejemplo, sobre la taxonomía y relaciones filogenéticas de estos organismos fitopatógenos, la comprensión de la regulación genética de la patogenicidad y de los factores (efectores) de virulencia, la resistencia a la infección en la planta. Asimismo, las tecnologías de observación microscópica y el uso de genes que codifican proteínas fluorescentes de diferentes propiedades espectrales han propiciado una mejor compresión de los procesos de infección (Deal, 2011).
En las siguientes secciones del artículo se presentan algunos avances ilustrativos seleccionados por expertos para cada uno de los grandes grupos de organismos fitopatógenos: hongos, oomicetos, bacterias, virus y nematodos. Cabe decir que muchos de los avances presentados para cada organismo fitopatógeno son aplicables a todos los demás. Si bien, con objeto de no incurrir en reiteraciones, y extendernos en exceso, se ha intentado, en la medida de lo posible, seleccionar avances con aspectos diferenciadores.