Las consecuencias del cambio climático sobre los insectos plaga son bastante impredecibles, y cada caso debe analizarse independientemente. Sin embargo, se pueden hacer algunas generalizaciones: aparición de nuevas plagas y ampliación de su área de distribución geográfica, aumento de su supervivencia durante el invierno, aumento en el número de generaciones/año, mayor mortalidad en verano en regiones de clima cálido, sincronización alterada entre plantas y plagas, mayor riesgo de invasión por plagas migratorias que se desplazan a una nueva región en ausencia de sus enemigos naturales, aumento de la incidencia de enfermedades transmitidas por insectos vectores. Como resultado, existe un claro riesgo de incremento de pérdidas económicas en cultivos, así como un nuevo desafío para la seguridad alimentaria. El cambio climático, por tanto, requerirá estrategias de manejo adaptativo para enfrentarse a nuevos problemas (cambios de ciclo de cultivo, nuevas variedades vegetales, resurgimiento de plagas secundarias, etc…). Será esencial impulsar investigaciones dirigidas al desarrollo de nuevas tácticas de manejo integrado de plagas, combinadas con mejoras en la predicción del clima y en el monitoreo de la dinámica de las poblaciones de plagas acompañados de modelos matemáticos que permitan predecir el momento mas oportuno para la toma de decisiones.
Tal como se describe en un informe reciente de la FAO, el cambio climático afectará a los ecosistemas y sistemas de producción agrícola en todo el mundo e influirá en los flujos comerciales de productos agrícolas. También cambiará la gravedad y distribución de plagas en todo el mundo. El cambio climático también supone un gran reto para la comunidad internacional que trabaja en Sanidad Vegetal y una oportunidad para llevar a cabo estudios científicos y reaccionar de manera unificada ante estos desafíos futuros (IPPC Secretariat, 2021).