El aguacate se ha consolidado en la última década como el cultivo subtropical más importante en Canarias. Como es lógico, este cultivo se ha visto afectado por diferentes problemas fitosanitarios que han ido variando a lo largo del tiempo; desde la podredumbre de raíz causada por Phytophthora cinnamomi Rands hasta el acaro cristalino (Oligonychus perseae Tuttle, Baker & Abbatiello). Sin embargo, el aumento de superficie y las condiciones climáticas de canarias propician una problemática más compleja que la experimentada por los productores peninsulares. Así, en los últimos años, ha aumentado la incidencia de la cochinilla del aguacate (Nipaecoccus nipae (Maskell)) o la muerte regresiva o necrosis descendente, causada por hongos de la familia Botryosphaeriaceae. Establecer programas y mecanismos que eviten o minimicen la entrada sucesiva de organismos nocivos es quizás el mayor reto al que se enfrenta este cultivo en el archipiélago.
En la actualidad, el aguacate (Persea americana Mill.) es uno de los cultivos más importantes de Canarias, por detrás del plátano. Las plantaciones se caracterizan por la utilización de patrones obtenidos a partir de semillas de árboles de raza antillana aclimatados, que fueron introducidos por los inmigrantes canarios que regresaron de América y que se encuentran diseminados en las islas de Tenerife, La Palma, La Gomera y Gran Canaria. Este cultivo no tuvo importancia comercial hasta 1953 (Galán Saúco, 1988), con la entrada de cultivares provenientes de Florida y California, además de la selección de cultivares propios (Robusta, Gema y Orotava) llevada a cabo por Andrés García Cabezón (Calabrese, 1992). Hoy en día, la variedad ‘Hass’ es la cultivada mayoritariamente, al alcanzar precios muy altos, superiores al resto de variedades. Se utiliza ‘Fuerte’, como variedad temprana y polinizadora de ‘Hass’, en cotas bajas y medias. En mucha menor medida también se cultiva ‘Bacon’, que se usa como polinizador de ‘Hass’ en cotas altas, o ‘Reed’, que produce en verano y, por tanto, se suele vender en el mercado local a muy buen precio. Como patrones se utilizan semillas de Orotava y Antillanos, lo cual produce una variabilidad genética importante (Galán Saúco, V & Fernández Galván, D., 1983; Modesto, P. & Méndez, C., 2020; Parrilla y col., 2009).