Dispuestos a alcanzar los retos planteados por Europa para su agricultura en los próximos años, el sector platanero canario realizará una apuesta claramente orientada hacia el control biológico y la biodiversidad funcional como herramientas para un control de plagas sostenible y una menor dependencia de los tratamientos químicos.
El Plátano de Canarias es un producto estrella en el lineal de los supermercados: la marca presenta un nivel de notoriedad muy elevado y la confianza en él como producto de cercanía es más que patente. De su cultivo se encargan casi 8.000 productores que año tras año han ido orientando la producción hacia sistemas cada vez más respetuosos con el medio ambiente, con los agricultores y los consumidores.
El cultivo abarca una superficie de 8.500 ha a lo largo de siete islas. Fincas de tamaño reducido, con orografía escarpada que hacen casi imposible la mecanización: labores artesanales básicas del cultivo, como el deshijado, el desflorado o el corte de la piña poco han cambiado en las últimas décadas. Además, unas prácticas de cultivo cada vez más sostenibles y una legislación europea cada vez más estricta han hecho del plátano canario un referente en su categoría en materia de sostenibilidad y seguridad alimentaria. Pero aún queda mucho recorrido y Europa ha puesto un plazo: 2030.
En 2020, la Comisión Europea publicó dos estrategias que sientan las bases del futuro de la agricultura comunitaria en los próximos años: La Estrategia ‘De la granja a la mesa para un sistema alimentario justo, saludable y respetuoso con el medio ambiente’ y la ‘Estrategia de la UE sobre la biodiversidad de aquí a 2030: Reintegrar la naturaleza en nuestras vidas’. Estas iniciativas plantean objetivos muy ambiciosos para lograr una gestión sostenible de la producción agrícola, y para alcanzarlos, el sector platanero realizará una apuesta orientada hacia el control biológico y la biodiversidad funcional como herramientas para el control de las plagas y enfermedades. “Hay mucho trabajo por hacer, ya que las condiciones de cultivo del plátano de Canarias son únicas y las plagas no son comparables con las principales zonas productoras a nivel mundial. Adicionalmente se cuenta con la dificultad de que únicamente se puede realizar suelta de enemigos naturales que ya se encuentren naturalmente en Canarias, no estando permitida la importación de otros organismos usados comúnmente en Europa para otros cultivos”, reconoce Esther Domínguez, responsable del Departamento Técnico de la Asociación de Organizaciones de Productores de Plátano de Canarias (ASPROCAN).
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