Actualmente, el sector agroalimentario y forestal disponen de conocimiento a nivel científico desarrollado de tecnologías y servicios digitales, listos para ser probados y que esto pueda suponer un gran avance para los dos sectores. Desde nuestro grupo estamos seguros de que con todas las herramientas existentes es posible lograr una intensificación sostenible de la agricultura en la próxima década. El uso de vehículos aéreos no tripulados (drones) ha demostrado su utilidad en numerosos campos de la agricultura; sin embargo, su uso cómo sistema aplicador de fitosanitarios está lejos de generalizarse en la Unión Europea. El estricto marco normativo, la falta de materias activas aprobadas y la formación necesaria frenan la adopción de esta herramienta. En la actualidad, las aplicaciones con drones están consideradas cómo aplicaciones aéreas, pero su deriva es considerablemente inferior a la deriva generada por equipos aéreos convencionales y podría ser comparable, o incluso menor, a la generada por equipos terrestres. En el contexto de España, los ensayos llevados a cabo por el proyecto GO PhytoDron pretenden generar conocimiento científico, pruebas de campo e información específica que permita validar las aplicaciones de fitosanitarios con drones en escenarios típicos del sector agroforestal. Concretamente, los ensayos de deriva se han llevado a cabo en olivar superintensivo, plantaciones de pino y viñedo. Los resultados preliminares conseguidos muestran que el dron aplicador cuenta con funcionalidades y características apropiadas para convertirse en una herramienta/vehículo más dentro de una explotación agrícola sostenible. Su flexibilidad y operatividad le otorgan un gran potencial de evolucionar e integrarse junto a otras tecnologías dentro de las soluciones que permiten una protección de cultivo más sostenible.
En 2021, la Organización de las Naciones Unidas (FAO) estimó que en 2050 el sector agroalimentario tendrá que duplicar la producción de alimentos, fibras y biocombustibles con respecto a 2012 para poder satisfacer la demanda de una población y economía crecientes (ONU, 2019) en un escenario de cambio climático en el que, según el grupo intergubernamental de expertos sobre el cambio climático (IPCC, 2022), se espera una disminución de las precipitaciones y un aumento de las temperaturas en las principales zonas productoras. Además, cada vez es mayor la preocupación social sobre el uso sostenible de los productos fitosanitarios. Iniciativas europeas como Farm To Fork pretenden reducir el consumo de fitosanitarios en un 50% durante la próxima década. El sector agrícola deberá producir más con menos recursos y con la mitad de los productos fitosanitarios que se usan actualmente.