El estrés oxidativo es una de las principales causas que afecta directamente al correcto desarrollo de los cultivos. Cuando la planta invierte su energía en defenderse de dicho estrés, presenta problemas de absorción y metabolismo de los nutrientes, reduciendo su potencial de crecimiento considerablemente.
Numerosos estudios demuestran que una correcta bioestimulación de la planta es muy beneficiosa para prevenir e incluso revertir dichos estreses, logrando así desarrollar todo el potencial vegetativo de los cultivos.
En este trabajo se estudió el efecto de un inductor antioxidante en un ensayo con olivos de la variedad ‘picual’, donde se consigue reducir la afección por un patógeno gracias a inducir el sistema defensivo de la planta y reducir el envejecimiento celular
En los últimos cincuenta años se ha desarrollado un interés creciente por los problemas relacionados con el estrés oxidativo: los radicales libres, las especies reactivas del oxígeno (ROS, por sus siglas en inglés) y los antioxidantes. Esto se debe en gran medida a la importancia que despiertan en campos tan importantes como la bioquímica, la biología, la medicina e incluso en la cosmética. En agronomía, es un concepto de creciente interés y su aplicación ofrece grandes expectativas.
El estrés oxidativo es todo estrés que causa un daño celular por oxidación. Este se produce cuando, debido a una situación de estrés, se genera un desequilibrio entre la producción de ‘Especies reactivas del oxígeno’ (ROS) y la capacidad de un sistema biológico de decodificar rápidamente los reactivos que le hagan frente o reparar el daño resultante. Estas moléculas son conocidas como antioxidantes. Estos desequilibrios ‘ROS vs. Antioxidantes’ causan el daño oxidativo cuando los ROS reaccionan con el sustrato oxidable (proteínas, lípidos, hidratos de carbono e incluso las propias moléculas de ADN) (Blokhina y col., 2003; Møller y col., 2007; Imlay, 2008). Este concepto todavía es poco empleado en agronomía, pero en realidad se produce con mucha frecuencia debido a sus causas tan comunes: los estreses abióticos.