Enfermedades relacionadas con Xylella fastidiosa generan importantes daños en diversas partes del mundo sobre olivos, vid, almendro, frutales de hueso, cítricos y numerosas especies forestales y ornamentales. Para evaluar el riesgo que implicaría la introducción de esta bacteria en las principales zonas de producción de esos cultivos en la Región de Murcia, se desarrolla un proyecto financiado con fondos FEDER, en el que se estudian diferentes ecosistemas agrarios, relacionando las poblaciones de vectores potenciales de Xylella con las características de la flora y de las explotaciones agrarias.
Hasta la fecha no se ha detectado la presencia de la bacteria en Murcia y, salvo en ecosistemas muy específicos, las poblaciones de los insectos descritos como vectores en Europa, en concreto Philaenus spumarius, son muy bajas en toda la Región y suelen limitarse a zonas de vegetación poco alterada y parajes de mayor humedad.


Las conclusiones de estos tres años de trabajo indican que, aunque no descartables, a corto plazo no parece probable que se produzcan problemas graves de Xylella en las zonas con explotaciones más intensificadas de la Región de Murcia. En el caso de agroecosistemas poco alterados, e influenciados ya por la presencia de vectores, la introducción de la bacteria podría causar daños inmediatos.

Xylella fastidiosa es una bacteria fitopatógena de la que están descritas varias subespecies y numerosos grupos genéticos, que suelen tener gran especificidad sobre diferentes especies vegetales. Sus síntomas y daños a las plantas sensibles derivan de un taponamiento de los vasos del xilema, lo que dificulta el trasiego de agua y nutrientes en la planta.
La transmisión de este patógeno entre plantas se realiza a través de insectos muy especializados, que son capaces de alimentarse del xilema. En los focos detectados de Xylella en Europa el vector descrito ha sido Philaenus spumarius, si bien algunas especies de Neophilaenus podrían estar también implicadas. Dado que no hay transmisión transovárica ni circulativa, y las ninfas apenas se mueven, son los adultos los responsables de la expansión de la enfermedad. Para ello, en algún momento de su fase adulta, tienen que adquirir la bacteria al alimentarse de una planta enferma, manteniendo su capacidad transmisora durante el resto de su vida.

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