Diaphorina citri, insecto vector de la bacteria más agresiva asociada a la enfermedad del Huanglongbing (HLB), ha sido detectado por primera vez en Israel. La llegada del psílido asiático de los cítricos a la cuenca mediterránea, junto a la expansión por la península de Trioza erytreae, el otro vector del HLB, supone una grave amenaza para la citricultura europea.
El HLB está causado por tres especies de bacteria Candidatus Liberibacter. Los síntomas de la enfermedad incluyen la aparición de manchas cloróticas en las hojas, deformaciones y reducción de tamaño en la fruta, además de un sabor agrio en su zumo. Esta enfermedad está causando grandes pérdidas en la producción de cítricos de Asia, América y África, pero por el momento no ha afectado las zonas productoras de los países mediterráneos y Australia.
El foco de Diaphorina citri en Israel se encuentra en el Valle de Hefer, muy cerca de Netanya, una ciudad costera al norte de Tel Aviv con muchas plantaciones de naranjos y mandarinos. Marcelo Miranda (Fundecitrus, Brasil), Alberto Fereres (ICA-CSIC), Ofir Bahar (Volcani, Israel) y Leandro Peña (IBMCP-CSIC), investigadores que participan en el proyecto internacional Pre-HLB, dedicado a la prevención y control de dicha enfermedad, están colaborando con las autoridades fitosanitarias de Israel para controlar la plaga. “El foco inicial se localizó en julio de 2021 y la aplicación de tratamientos insecticidas parece que consiguió controlar el foco a fecha de noviembre. La llegada del invierno también contribuyó a reducir la población de insectos, que es posible que vuelva a multiplicarse al comienzo de la primavera. Aunque en ninguno de los insectos se encontró presencia de bacteria asociada al HLB, debemos estar alerta por las características de un vector capaz de volar un kilómetro por semana (y más en zonas ventosas), y porque en la primera detección ya se encontraron adultos y todos los estados de desarrollo del insecto. Esto nos lleva a pensar que se ha detectado cuando ya llevaba allí probablemente varios meses, lo que hace muy difícil que se pueda erradicar a estas alturas”, explican los investigadores.