El interés de la sociedad actual para asegurar la producción de alimentos propició que a finales del siglo pasado se creara académicamente la medicina de los vegetales. Por otra parte, la contaminación de los ecosistemas está ocasionando su enfermedad. Ello conlleva la aparición de patógenos emergentes y reemergentes que afectan gravemente la salud de humanos, animales y plantas, lo que aconseja la creación de una medicina medioambiental. La utilización de estas dos medicinas, junto a las ya bien consolidadas para la salud de humanos y animales, podrían constituir una potentísima medicina para la salud del planeta.
Ante la contaminación actual que sufren numerosos ecosistemas, la sociedad actual parece decidida a detener dicho deterioro.
La ecología nos enseña que todos los seres de la naturaleza, incluidos los minerales, están interrelacionados, y la salud de unos se corresponde con la de los demás, lo que justificaría la necesidad de una medicina en la cual estuvieran armonizadas la humana, la veterinaria, la de los vegetales y la del medio ambiente. Las dos primeras se encuentran bien organizadas, la medicina de los vegetales hace poco que se ha instituido académicamente y la del medioambiente aún no se ha generado.
El objetivo de este artículo es proponer lo valioso que sería para la salud del planeta armonizar esas cuatro medicinas, propuesta que se plantea a partir de una revisión de importantes fenómenos parasitarios sucedidos a lo largo de la historia.
Parece significativo que en las civilizaciones con las que se inaugura la Edad Antigua, las referencias a la salud humana no son las primeras que aparecen, sino las referidas a insectos formadores de plagas, tal y como se comprueba en bajorrelieves y pinturas murales de la VI dinastía egipcia (Monserrat, 2013). Estos hallazgos se anticiparon varios cientos de años al papiro de Kahun, que se supone escrito en el 1800 a. de C., considerado el primer documento en el que se describen enfermedades de animales y su tratamiento. Unos tres siglos después, aproximadamente 1500 a. de C., en el papiro de Ebers aparecen las que se consideran primeras descripciones de enfermedades humanas y los remedios contra ellas.