Se presentan los resultados de varios ensayos realizados para el desarrollo de una nueva estrategia de control biológico frente a las principales plagas que afectan al cultivo de la platanera. Los resultados obtenidos en dichos ensayos, así como el éxito obtenido posteriormente en sus primeros años de utilización en parcelas comerciales, permiten asegurar que la utilización de esta estrategia es una alternativa totalmente fiable para el agricultor, que cuenta ahora con una herramienta eficaz y limpia con la que combatir las plagas minimizando la generación y presencia de residuos químicos.
En las islas Canarias hay más de 9.000 hectáreas dedicadas al cultivo de la platanera. Son diversas las plagas y enfermedades que le afectan (Figura 1), entre las que cabe destacar la cochinilla Dysmicoccus grassii, el picudo de la platanera Cosmopolites sordidus o las moscas blancas espirales Aleurodicus dispersus y Lecanoideus floccisimus. También es importante mencionar a la oruga Chrysodeixis chalcites, los trips Hercinothrips femoralis, Thrips florum y Frankliniella occidentalis o la araña roja Tetranychus urticae.
El control de estas plagas y enfermedades se ha venido realizando mediante la aplicación de plaguicidas y fungicidas de síntesis química, cuyo uso continuado ha propiciado la aparición de resistencias por parte de las plagas, convirtiéndolos, en muchos casos, en ineficaces. Además, su uso inadecuado supone un riesgo para el productor, el medio ambiente y el consumidor, dado que sus residuos pueden acumularse en el medio que rodea a los cultivos y en los frutos comercializados (Pimentel y Burgess, 2014). Como respuesta a ello, distintas autoridades (Council of the European Comunities, 2005) y los mercados han venido imponiendo restricciones a su uso, reduciendo la lista de materias activas que se pueden emplear, forzando así a los agricultores a la utilización de métodos alternativos de control.
El control biológico surge así como alternativa. Al emplearse organismos vivos, no se genera ningún tipo de residuo perjudicial ni para el medio ambiente ni el consumidor. Por lo general, los organismos de control biológico se combinan con otros métodos dentro de lo que se denomina Gestión Integrada de Plagas (GIP). El desarrollo de un programa fiable y completo de GIP para platanera demostraría a los productores sus beneficios, motivando así su adopción como base del control de plagas y enfermedades. El desarrollo de dicho programa fue el objetivo de un proyecto de investigación de varios años, cuyos resultados se presentan en este trabajo.