Las enfermedades fúngicas suponen importantes pérdidas en los sistemas agrícolas de todo el mundo. El control de estas enfermedades constituye un gran reto a la hora de satisfacer las demandas en cantidad y calidad de alimentos de la población global (Strange y Scott, 2005). Actualmente, los productores siguen confiando en gran medida el tratamiento de estas enfermedades a plaguicidas químicos. No obstante, a pesar de las altas efectividades obtenidas con este tipo de productos, su utilización masiva también puede resultar en problemas de contaminación ambiental, presencia de residuos en los alimentos, problemas de aparición de resistencias, etc. De este modo, el control biológico a través del uso de microorganismos antagonistas está emergiendo como una alternativa prometedora que ayude a reducir el uso abusivo de plaguicidas químicos (Cawoy y col., 2011). Estos bioplaguicidas presentan multitud de ventajas en materia de sostenibilidad, mecanismos de acción y toxicidad frente a sus homólogos químicos, resultando muy exitoso su uso tanto en manejos orgánicos, como en manejos de control integrado (IPM) (Jacobsen y col., 2004). En esta línea surge Portento®, biofungicida en base a la cepa bacteriana Bacillus subtilis IAB/BS03 con alta eficacia frente a un amplio espectro de enfermedades.
La cepa B. subtilis IAB/BS03 es una cepa bacteriana patentada para su uso como agente de control biológico frente a un amplio espectro de enfermedades (Hinarejos y col., 2014). La cepa es producto de una profunda investigación en la que B. subtilis IAB/BS03 fue aislada de suelo agrícola y seleccionada en base a sus características fenotípicas y sus destacados atributos como agente de biocontrol. De hecho, son estos atributos los que la diferencian de otras cepas de Bacillus presentes en el mercado, haciendo de Portento® un producto de biocontrol único y altamente eficaz.