En números anteriores hablábamos sobre la importancia de evaluar los procesos agroalimentarios desde una óptica global en relación a la sostenibilidad de los mismos; es decir, tanto respecto a viabilidad socioeconómica como ambiental y territorial. Y precisamente en este camino parece ir la Política Agraria Europea, dirigida hacia una agricultura y ganadería más vinculada al medio rural y a la sostenibilidad socioeconómica y ambiental. La PAC presente y futura es especialmente rigurosa en la vía de disminución de insumos tales como fertilizantes inorgánicos y fitosanitarios de síntesis. Entre los objetivos de la PAC, figura que un 25 % de la superficie agraria de la UE sea ecológica en 2030, que el uso de fertilizantes se reduzca al menos un 20 % y el de fitosanitarios un 50 %.
En este sentido y hace pocos meses, el director de Estrategia de la Dirección General de Agricultura de la Comisión Europea defendía las estrategias ‘De la granja a la mesa’ y Biodiversidad, que plantean un refuerzo de las exigencias ambientales para el campo, durante un foro virtual organizado por Euractiv. A nivel nacional y en consonancia con la D.G. de Agricultura europea, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación apuesta por la lucha biológica como herramienta imprescindible en el manejo integrado de plagas. Así lo expresó el ministro, Luis Planas, al consejo consultivo de Política Agraria, celebrado previamente al Consejo de Ministros de los días 22 y 23 de marzo en Bruselas. Se afirmaba en la necesidad de reducir el uso de fitosanitarios en los cultivos, respondiendo a los objetivos de la estrategia 'De la Granja a la Mesa', e incidiendo en el hecho de que la lucha biológica pueda tener menor coste que la lucha química. En consonancia con esta afirmación, podemos recomendar la lectura del trabajo sobre el efecto económico de la implantación del control biológico en los cultivos de pimiento en invernadero del sureste español, publicado en la Revista Phytoma del mes de marzo de 2021.