Poco antes del desencadenamiento de la pandemia por el Covid, mi compañero y director de la ETSIAMN, D. Alberto San Bautista Primo, ante alguna de las ‘crisis’ agrarias que se sufrían por aquel entonces en la Comunidad Valenciana (baja rentabilidad en los cítricos y caquis…), me sugirió que elaborase algunas líneas sobre algunas de ellas, a ser posible con referencias escritas de distintos autores, y así comencé este escrito. Con el paréntesis del confinamiento, y sus limitaciones físicas de acceso a mi biblioteca, el tema se fue dilatando y lo reemprendí, poco a poco, a partir de octubre del 2020 y su confección podría hacerse mucho más larga, con otras aportaciones y enfoques, pero creo que ya toca darlo por finalizado. Por todo ello quiero dedicarle este escrito a su inductor, mi amigo y otrora discípulo, Alberto San Bautista Primo.
El término ‘crisis’ agraria ha ido acompañando a lo largo del tiempo a la propia historia del hombre agrícola. El propio inicio y desarrollo de la agricultura es atribuido, por parte de algunas teorías, a sendas crisis alimentarias derivadas de la reducción de recursos naturales en determinadas áreas geográficas, en las que los hombres venían practicando la caza de animales y la recolección de vegetales, dentro de un sistema nómada de vida. Las causas de esta reducción de recursos se atribuyen, según las diversas hipótesis, a cambios climáticos, excesos de demografía, enfrentamientos sociales, etc, aunque los condicionantes climáticos suelen aparecer de una forma más o menos significativa en la mayoría de las mencionadas hipótesis.
La asunción por parte del hombre del cultivo de plantas y la crianza de animales fue determinante en su asentamiento en determinados lugares, en la consolidación de núcleos estables de población que condujeron, con el paso del tiempo, a la aparición de las primeras ciudades y de las primeras culturas urbanas en torno a ellas, así como al surgimiento de los primeros modelos de estado, imperios, etc. En estas civilizaciones en que la agricultura fue una actividad primordial, el principal factor que se trataba de controlar era el manejo del agua, de ahí que a menudo se utiliza el término de ‘sociedades hidráulicas’ para designar las culturas que conllevaron a este modelo de asentamiento humano. Estos procesos que se desarrollaron inicialmente en todo el planeta en un periodo de tiempo aproximado datable entre doce y seis milenios anteriores a la actualidad (Próximo Oriente del Antiguo Continente / Mesoamérica), dieron lugar al inicio de un período cultural que conocemos como Neolítico.
Desde este punto de vista, la abundancia o carencia del agua, principalmente en oasis o ríos, sería el factor primordial que regularía la producción de alimentos y que podría motivar crisis sociales importantes. En las primeras civilizaciones históricas, en las que ya se dispone de documentos escritos (cuneiforme, jeroglífico), ya aparecen noticias de otros factores de crisis por su incidencia en la producción de alimentos, como plagas, enfermedades, accidentes climáticos, falta de fertilidad, enfrentamientos bélicos, etc.