A pesar del éxito inicial de la gestión integrada de Tuta absoluta en España, en las campañas de 2017 y 2018 se empezaron a observar fallos de control en campo de diamidas. Además, se ha especulado más recientemente sobre la baja eficacia de otros compuestos, sugiriendo un posible desarrollo de resistencias a otros insecticidas. Por ello, ante esta reciente alarma en el sector, se realizó un estudio para determinar científicamente el nivel real de resistencia a los principales insecticidas utilizados para el control de tuta. Se estudiaron los insecticidas clorantraniliprol, emamectina, spinosad e indoxacarb. En conclusión, se puede afirmar que la resistencia a diamidas está bastante extendida en las poblaciones españolas de T. absoluta, pero no se detectó ningún caso de resistencia a los otros compuestos estudiados (spinosad, emamectina benzoato e indoxacarb). Se resalta la necesidad de seguir una gestión integrada mediante estrategias de control basadas en medidas culturales, biotécnicas, biológicas y químicas, incluyendo estrategias apropiadas de manejo de la resistencia.
La polilla del tomate, Tuta absoluta (Meyrick) (Lepidoptera: Gelechiidae) (Fotos 1 y 2) se ha convertido en la plaga más grave del cultivo del tomate desde que llegó a España en 2006 (Urbaneja y col., 2007). Para su control preventivo y su seguimiento, las medidas culturales (higiene, carencia entre cultivos, destrucción de restos, utilización de mallas) y biotécnicas (trampas, feromonas) tienen un papel fundamental. El control biológico y el control químico son los dos pilares sobre los que se asienta la regulación de las poblaciones de esta plaga. Sin embargo, dado el alto potencial biótico de la especie, es necesario recurrir con frecuencia a la aplicación de insecticidas cuando se producen repuntes en la presión de plaga.
Los compuestos que se utilizan para regular las poblaciones de T. absoluta pertenecen a varios modos de acción (IRAC España, 2019): Grupo 28 diamidas (clorantraniliprol y ciantraniliprol), Grupo 6 avermectinas (emamectina benzoato), Grupo 5 spinosines (spinosad), Grupo 22A oxadiazinas (indoxacarb), Grupo 22B semicarbazonas (metaflumizona) y Grupo UN azadiractín. Además, algunos bioinsecticidas se utilizan de manera cuasi preventiva en el control de la plaga, como Bacillus thiringiensis (Grupo 11).