Tras muchos años de apoyos públicos para la agricultura de la Unión Europea, con subvenciones generalmente proporcionales a las superficies sembradas, la Comisión Europea ha decidido apoyar aquellas prácticas con beneficios contrastados en zonas concretas, tales como reducciones en aplicaciones de fertilizantes o de productos fitosanitarios. Se trata de fomentar medidas de intensificación ecológica que –favoreciendo la biodiversidad y sin problemas para los cultivos- promueven servicios eco sistémicos como el control de plagas agrícolas. Un magnífico ejemplo es el estudio “Aves insectívoras y control biológico de plagas en cultivos de manzano de sidra de Asturias”, liderado por un equipo de la Universidad de Oviedo, dirigido por el Dr. Daniel García y publicado en la revista PHYTOMA España en el nº 336 (portada y p.17-23).
El estudio se centró en una veintena de aves insectívoras, profusamente ilustradas en color para facilitar su identificación, y con resultados que incluyen:
• La eliminación de las aves multiplicó la abundancia de artrópodos y redujo la probabilidad de los ataques con plagas.
• Las menores abundancias de artrópodos aparecieron en las fincas con más especies aviares.
• Los autores recomiendan la instalación de cajas nido y la eliminación del uso de plaguicidas.
• Son recomendables los setos vivos y los doseles con paisajes con cobertura de manzanos.
Sin embargo, conviene no olvidar las acciones para mejorar la sostenibilidad –al menos en sus vertientes toxicológica, económica, y ambiental- pues los amigos de lo ajeno siguen atentos. Puesto que España ha sabido poner en valor muchas exportaciones de productos ganaderos, hortofrutícolas, vino y aceite, convendrá revisar la eficiencia productiva de los sectores más importantes, despejando las fortalezas y debilidades antes de que otros lo hagan por nosotros.