La digitalización, que supone un componente imprescindible para la agricultura de precisión, incide de forma directa en los dos pilares fundamentales del control integrado de plagas, tanto el seguimiento de poblaciones de artrópodos fitófagos para la toma de decisiones sobre su control, como el desarrollo de maquinaría agrícola inteligente para optimizar la eficacia y reducir el impacto ambiental de las medidas adoptadas. Buen ejemplo de ello es el proyecto europeo FRUITFLYNET II, que persigue el desarrollo de un dispositivo automático para la captura y seguimiento de poblaciones de la mosca del olivo, así como un conjunto de servicios electrónicos para integrarlos en un modulo de soporte de decisiones, que en su conjunto permitan mejorar la eficacia del control del temible tefrítido y reducir su impacto económico y ambiental.


Según las Naciones Unidas, se espera que la población mundial aumente en dos mil millones de personas para alcanzar 9.700 millones en 2050 (Popp y col., 2013). Este incremento poblacional debería llevar asociado otro paralelo de producción de alimentos, con énfasis en un incremento unitario anual del 2.4% en el rendimiento de los principales cultivos hasta duplicar su producción en 2050 (Popp y col., 2013). Sin embargo, los incrementos de rendimiento que se alcanzan en la actualidad a través de las técnicas de mejora vegetal, incluso desde la irrupción de la biotecnología, son insuficientes porque apenas alcanzan el 50% de la mencionada meta (Ray y col., 2013). A esta barrera genética para el incremento de la producción deben añadirse otros factores limitantes de tipo abiótico (estreses nutricionales, hídricos y térmicos potenciados por el cambio climático) o biótico (incidencia de plagas, enfermedades y malas hierbas). De hecho, alrededor del 30% de la producción agrícola potencial mundial se pierde por la acción de plagas, enfermedades y flora arvense (Oerke y col., 1994; Oerke y Dehne, 2004; Oerke y col., 2013; Savari y col., 2019), e incluso un tercio de los alimentos producidos por el mundo se pierde o desperdicia entre la cosecha y la venta minorista (Godfray y col., 2010; Popp y col., 2013). De esta forma, si los rendimientos alcanzados no son suficientes para alcanzar las proyecciones previstas, el control de plagas adquiere importancia crucial para reducir las pérdidas de producción, lo que tiene efecto aditivo con las ganancias de rendimiento que puedan alcanzarse.

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