La agencia de noticias del Ministerio de Ciencia e Innovación nos acaba de informar de los resultados de una investigación que relaciona la utilización de abonos nitrogenados con el aumento de celíacos en la población.
Realmente, lo que la investigación ha concluido es que el incremento de la fertilización con nitrógeno en el cultivo de trigo aumenta la gliadina, la proteína que contiene el grano. El hecho de que ese fenómeno sea causante de un aumento de celíacos en la población es una hipótesis cuya demostración, como casi todas las del ámbito de la alimentación, es dificilísimo de confirmar, ya que la gran cantidad de variables que intervienen en esos procesos complican exponencialmente los diseños experimentales.


Pero lo que sí parece evidenciar la noticia es la animadversión de la sociedad contra cualquier producto químico procedente de síntesis industrial, ‘moda’ que nació con la obra de Rachel Carson publicada en 1962, Primavera Silenciosa, en la que se advertía de la peligrosidad del DDT. El libro produjo en los EE UU una reacción similar a la que ocasionó la novela de Harriet Beecher La cabaña del Tío Tom sobre la esclavitud y cuya influencia fue determinante para la creación de una gran corriente de opinión en los EE UU favorable al abolicionismo. La sociedad americana quedó espantada al conocer las consecuencias que podría tener para la humanidad el uso del DDT, un insecticida sintetizado industrialmente por cuyo descubrimiento, solo catorce años antes, se le había otorgado a Müller, su descubridor, nada menos que el Nobel.
Los resultados que para la salud humana estaba demostrando el insecticida, al eliminar el mosquito trasmisor del plasmodio productor de la malaria, eran excelentes. En la India, que en 1935 tenía 100 millones de afectados por esta enfermedad, la aplicación del DDT consiguió bajar extraordinariamente esa cifra, y en 1969 solo se contabilizaban unos 300.000 casos. Pero a pesar de que Rachel Carson no propuso su prohibición, sino el control de su utilización, el miedo colectivo desatado por su libro fue insuperable y en 1969 el insecticida fue retirado del mercado para su uso agrícola. Actualmente hay evaluaciones del efecto negativo de su prohibición que atribuyen a su proscripción 50 millones de muertes por malaria en el mundo. Esa afirmación podría ser considerada puramente especulativa, pero los estudios del IARC (International Agency for Research on Cancer) sí que tienen carácter científico, y ellos concluyen que actualmente, después de más de sesenta años de ser patentado, se carecen de pruebas que demuestren la carcinogenicidad del DDT para los humanos.

Compra Revista Phytoma 328 - Abril 2021